Cultivando asfalto

La asociación liderada por don Pedro ya tuvo un rifirrafe similar con la Administración y por idénticos motivos cuando los follones a cuenta de la Vía de Ronda lagunera, que se cargaba gran parte de ubérrima Vega pegada a la ciudad. En aquella oportunidad, Medina y los suyos fueron derrotados por el presunto progreso. En ésta, me temo, el resultado definitivo del desigual pulso va a ser el mismo. Del asfalto no se saca trigo, pero da pan para hoy, o sea curro eventual a las buenas gentes y mucha pasta a las patronales. Al personal, además, le parece bien, entre otras razones por visceralidades pleitistas, porque si túnel veo, túnel quiero, y por la cosa de los agravios comparativos infraestructurales o así. Pero, a uno, la verdad, le horrorizaría que se implantase por estos lares tinerfeños un sistema parecido al de grandes y complejas autovías y autopistas tejido en torno a Las Palmas de Gran Canaria. No por nada, sino porque vivimos modelos distintos de ciudades y de sociedades y lo que puede ser una bendición para una Isla, aplicado en otra quizá resulte un desastre. A Pedro y a Agate, insisto en el pesimismo, no les van a hacer ni puñetero caso, a pesar de que sus alegatos estén llenos de sentido común, y plagados de sensatos razonamientos, apoyados en fiables, estadísticas. Aunque en sus informes no dicen, eso verdad, que el sector primario en el Archipiélago, sólo significa ya en torno al siete pro ciento del PIB. No lo dicen, seguramente, porque a unos gobernantes sensibles esa cifra podría moverles a la reflexión, al menos. Pero, a los nuestros, sospecho, les da exactamente igual y no se van a molestar en defender y salvaguardar insignificancias. El mago conoce, oigan.

José H. Chela