Lo que está ocurriendo en España en el verano de 2011 es una realidad sangrante, es ni más ni menos que el capitalismo salvaje mundial está poniendo contra las cuerdas a una democracia formal muy degradada, y a un centro ?izquierda que ya no le vale ni siquiera hacer de gerentes del capital, es decir, que ha fracasado estrepitosamente la socialdemocracia. No vale la pena hablar de Zapatero, que me ha producido una decepción que no tengo palabras para expresar ahora mismo mis sentimientos. Su desprestigio es de tal calibre, que no se atrevió ir a Rodiezmo. Lo que me parece claro es que con la reforma aprobada, con nocturnidad y alevosía, sin referéndum, los demócratas honestos, la izquierda transformadora debemos pensar con urgencia en crear ese Frente Amplio del que tanto se ha hablado y que de momento no llega. Como dice Joaquín Sagaseta, hay que salir de la naúsea. Pero de todos modos, con el cambio constitucional, y con el actual sistema electoral español, los partidos del sistema se aseguran de forma prácticamente eterna en el Congreso una correlación de fuerzas que impedirán superar al actual modelo económico que ha entrado en una crisis que se sabe que empezó en 2008 con la caída del banco norteamericano Lehman Brothers, pero que no se sabe cuándo va a acabar. En realidad la socialdemocracia para lo único que servirá en el futuro es poder elegir entre Wagner y Mozart, o Rembrandt y Van Gogh, poder disfrutar un poco más de la cultura, y tener una sanidad y educación pública un poquito más social. Ahora todos los síntomas son que llega el Partido Popular, para privatizar hasta el aire que respiramos. De momento, ya no me queda sino la playa de Las Canteras, porque hasta la Unión Deportiva Las Palmas está inmersa en la gran crisis económica del fútbol español, que más tarde o temprano estallará con dimensiones imprevisibles. Menudo panorama.