Desertores de la tiza por Sebastián García Trujillo

De la frase “pasas más hambre que un maestro de escuela” que hacía burla buscando la vejación de quién se esforzaba cada día por dejarnos el legado del saber sacrificándose para darnos la preparación que nos hace grandes, se ha pasado a la envidia y el escarnio intencionado por parte de aquellos que pasaron por la escuela sin recoger el fruto de la siembra. Se hace obligado preguntar qué profesor les hizo tan gran mal como para merecer este trato.

A nuestros gestores en el Gobierno canario decirles alto y claro que no deben confundir la gestión con el ejercicio del más rancio de los modales hacia un colectivo que comienza a hartarse de ciertas actitudes. Y no es sólo el nuestro. Como decimos, algunos confunden gestión con manipulación e imposición.

Cuando se trata de gestionar, nosotros también ponemos nota y la reválida es cada cuatro años, que pueden ser prorrogables? o no.

Ahora mismo los activos de CC y PP se cotizan a la baja en el parquet político y además sin visos de recuperación, por lo menos, puede que no llegue la subida a tiempo para las Elecciones Generales del próximo año donde algún partido podría perder representación parlamentaria. ¿Qué tal resultaría que los 25.000 profesores de enseñanza no universitaria más los colectivos en discordia se decidieran por una opción distinta?

Exigen contrapartidas a una obligación del Gobierno, a un compromiso escrito y firmado llamado homologación. Sobran comentarios.

Nosotros también tenemos sentido del humor y les decimos: “Sí a su gobierno, si al sueldo que ganan? ¿pero realmente se lo ganan?” Nosotros exigimos a nuestros gestores en el Gobierno de Canarias para justificar sus sueldos, con respecto de la Enseñanza lo siguiente: mejorar las condiciones de los centros, dotarlos del material necesario en el momento y no cuando haya quedado obsoleto, transparencia en la gestión, protección ante las agresiones físicas, morales y sicológicas, atención directa e implicación rápida ante el ejercicio inadecuado de algunas personas que representan a la Administración y un seguro especial de riesgo laboral ante los ataques de los políticos de turno que atentan contra los profesionales cuando tratan de ejercer sus derechos, manipulando a la opinión pública con información sesgada. Seguro que debe servir también para educar a aquellos quienes piensan que somos cuidadores de niños, sin otro menester que el de proporcionar satisfacción a los despreocupados. Seguro contra la imposición del aprobado obligatorio que enmascara el fracaso escolar, seguro contra la carencia de diálogo, contra la intolerancia y la intransigencia que conlleva el hecho de la privatización encubierta que hace un flaco favor a la enseñanza pública, libre y plural alejada de las tesis anteriores que murieron con el logro de la democracia. Claro está que hay que bailarle el agua al socio sin el cual no se hubiese conseguido el Gobierno de la región.

Dicen los mayores ante esta parafernalia de acontecimientos que el tiempo quita y da razones y el tiempo siempre juega a favor del que no tiene prisa. Llevamos años luchando y proseguiremos hasta conseguir justicia, esa que da a cada quien lo que le corresponde. Algunos sólo tienen cuatro años para gestionar y pasado este tiempo, tal vez tengan que parafrasear: “Él me lo dio, él me lo quitó, bendito sea el personal, democrático e intransferible voto”.

Sebastián García Trujillo