Día de las Letras Canarias

Luego está la otra cara de la moneda. La del escritor que se levanta de madrugada para ponerse frente al teclado. Que tiene a sus espaldas diez o quince años de esfuerzo, de tocar en muchas puertas con las páginas inéditas bajo el brazo. Si tiene suerte y su libro le gusta al editor (en Canarias no existen los agentes literarios) se publicará su obra y recibirá un 8 % del precio de cada ejemplar vendido. Un 30% se lo quedará el librero (o un 40% si es una gran superficie comercial) y otro 20% se lo quedará el distribuidor que no arriesga nada. El editor sin subvención que le publique el libro se llevará otro 20% y perderá el dinero de los libros que no se vendan. Además de este reparto que serviría para escribir un manual de la injusticia, luego el escritor tiene que soportar que aunque su libro sea una novela negra ambientada en las calles de Dublín, lo colocarán en una estantería junto a un ejemplar de recetas de papas y mojos, porque al fin y al cabo es un libro “canario”, y no merece estar en la sección de las novelas negras. Así funciona el negocio real para los escritores que dependen de algo tan lógico como que sus libros sean leídos y para los editores que deben estar pendientes de que sus libros se vendan.

Hay razones para tener esperanza porque afortunadamente en Canarias hay escritores que cada vez llegan a más gente a pesar de no estar en la lista de los elegidos por los editores amigos de los mandamases. El otro día estuve en la presentación de una novela, más de cien personas llenaban la sala. Los había convocado la novela de Santiago Gil “Cómo ganarse la vida con la literatura” que cuenta la historia de un escritor de éxito que vive en París y optó por la literatura basura y el negocio de los premios amañados. El ejemplar lo podrán encontrar ustedes al lado de algún libro de vinos y quesos canarios, pero no se confundan, el texto no es un compendio de recetas culinarias. El libro es una novela llena de humor y cinismo que no ha sido subvencionada ni editada como pago a algún favor. Quizá por eso no está hoy en los mostradores de la calle donde se regalan ejemplares por el día de las Letras Canarias.

Juan García Luján