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Espacio de opinión de Canarias Ahora

Laura Fuentes, coordinadora general de Podemos Canarias
8 de noviembre de 2023 16:39 h

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En mayo de este año, con la vorágine de unas elecciones trascendentales, con un resultado bastante desastroso para toda persona que se considere progresista en Canarias, me acusaron de un presunto delito de prevaricación administrativa por dar dinero público a la asociación LGTBI Diversas, a través de contratos menores para proyectos socioeducativos. Capricho de Abraham Ruano de la Asociación LGTBI Aranda, que lo hizo público en ese momento malintencionadamente, sin esperar por la investigación y a una semana de las elecciones. Emborronaron mi imagen, y perjudicaron no solo a mi persona. También a mi partido. Y al primer pacto de progreso, o lo más parecido a ello que hemos tenido. Un cuatripartito llamado Pacto de las flores, que aunque no fue un jardín, más quisiéramos tenerlo ahora. Bien cuidado. Bien regado. Intentando florecer. Y ahora solo queda un cementerio marchito. Ahora los avances tímidos se tornaron retrocesos enormes, que se irán viendo con nitidez con los años.

Ahora me llega un email con una palabra de alivio, también de resignación y cierta restauración de dignidad. Pues a pesar de una saberse inocente de todo cargo. Y digo más. Ejemplar en todas sus funciones mientras fue cargo público. No hay nada mejor para una conciencia tranquila que duerme con gusto, que una palmadita en la espalda que haga justicia. Una palabra sencilla: archivada.

Para disgusto de alguno nunca dormí mal, pero no le deseo a nadie que la señalen por maldad. Que envenenen su legado. Que cuestionen su trabajo. Uno en el que se dejó la piel. Y no por sí misma, ni por un sueldo, ni por su partido. Por la juventud canaria, nada más y nada menos. Porque, aunque para algunos no sea suficiente, para mi haber sido Directora General de Juventud del Gobierno de Canarias, durante casi cuatro años, es un servicio público que me produce orgullo. Y siempre quise solo, dar a las jóvenes isleñas las oportunidades que yo cuando era joven, desee y nunca tuve. Y no las tuve porque la voluntad política de los partidos que han gobernado tradicionalmente en Canarias se alejan de las posibilidades diversas que necesitan las personas más jóvenes de las islas. Poco escuchadas y valoradas.

Quise darles un protagonismo que siempre se les vio negado. Y aunque no llegué a toda la juventud, y aunque no cambie todas las vidas que quisiera, el trabajo hecho desde el respeto y el cuidado, me enorgullece. Y no solo aprendí muchísimo, también adquirí mayor admiración permanente por una juventud maltratada de forma continua que sale adelante, más o menos como puede, a pesar de malos gestores y los olvidos políticos comunes.

Así que después de unos meses de titulares que me acusaban de dar a dedo, contratos a amigos, llega la palabra archivada. Tras la mala idea intencionada de sacar este tema a la luz unos días antes de las elecciones del veintiocho de mayo. La prensa recogiendo declaraciones más o menos enrevesadas y dudosamente contrastadas. Algún periodista diciéndome: “pinta poca cosa esto, parece algo hecho adrede para dañarte, pero me dicen desde arriba que tengo que sacarlo”. “Quise llamarte para conocer tu versión pero ya sabes que el titular no va a sonar bien”. En estos tiempos que nadie lee más allá del titular.

Así que he de dar las gracias. Gracias a los colectivos LGTBI de todas las islas que me llamaron, acompañaron y dieron por hecho que esta era la enésima guerra sucia mediática para hacer daño a Podemos. Gracias por su trabajo, su activismo, por su lucha y resistencia que tanto me ha enseñado. Y por seguir transmitiendo alegría a pesar de ataques y dolores. Gracias por avanzar juntas. Por creer en el trabajo de la Dirección General de Juventud de apoyar la diversidad. De formar y cuidar a las jóvenes LGTBI. Gracias a quienes nunca dudaron, de diferentes partidos y medios de comunicación también. Al personal de la Dirección General de Juventud, siempre modélico. De quienes tanto aprendí, por ser exigentes y creer en proyectos sociales que nos hacían abanderar la igualdad, los derechos, la empatía, y nos ponían a la vanguardia llevando por primera vez, con orgullo, la bandera arcoíris que nos representa a todas. También a muchas personas jóvenes. Gracias a quienes siempre están, aunque vengan mal dadas, amistades, familia, compañeras.

Y a quienes usaron estas noticias para difundirlas, crear confusión, a veces dando la cara y otras desde perfiles anónimos. Igual que a quienes usaron noticias contra la mejor Directora General de Patrimonio cultural que han tenido las islas, Nona Perera, para malmeter. Para que pensaran que todos los políticos son iguales. Para hacer creer que Podemos Canarias ya estaba corrompido. A quienes intentaron beneficiarse electoralmente de mentiras, en el bando de izquierda o en el nacionalismo rancio de Coalición Canaria, o en la derecha patética que caracteriza al Partido Popular canario. Lo siento por ustedes.

Unos y otros consiguieron lo que querían, acabar con el gobierno de progreso, con la gestión progresista de la Consejería de Derechos Sociales. Pero no acabaron con mi dignidad. Ni con la de las personas LGTBI y sus proyectos educativos.

Aunque usen las mentiras como herramienta, las personas y la verdad siempre ganan. Aunque sea tarde.

Gracias a Diversas, y a todos los colectivos LGTBI de Canarias por la lucha compartida. También por participar en la elaboración de una nueva ley de políticas de juventud que pone en el centro la lucha por la igualdad y reivindica la diversidad sexual y de género. Una realidad innegable. Que ahora CC y PP quieren meter en un cajón. Proyectos por cierto, que se hacían en diversos municipios (también rurales) con distintos colores políticos al frente y financiación conjunta. Por ello, considero que intentar que la gente se vuelva antipolítica es un flaco favor a la democracia, por muy lejos ideológicamente que podamos estar los diferentes partidos políticos.

Aquellos jóvenes sin armarios que conocí estos años, y sus familias, a las que se ayudo, al profesorado al que se acompañó, la formación sobre salud sexual, la intervención psicosocial y el asesoramiento sexológico con sus servicios de detección de VIH y otras ITS, nunca habían llegado así a las aulas. Y valió la pena.

Recuerdo los agradecimientos de un señor de cincuenta años, porque al hijo de un amigo, que había intentado hacerse daño por ser trans, y el proceso complejo personal y socialmente que conlleva, había acudido al proyecto para sobrellevarlo, y con toda su familia. Y ahora el joven estaba feliz, y su entorno bien. Así que sí, estos proyectos socioeducativos sirven. Salvan vidas y nos hacen mejores.  

Intentamos hacer política de forma distinta, y a pesar de errores propios y limitaciones en la gestión de lo público, me llevo respeto y el orgullo del trabajo bien hecho. No solo el propio, también el de todas las entidades con las que trabajé, y todo el personal público de la Consejería de DERECHOS sociales, igualdad, diversidad y juventud. Que dejó el listón muy alto.

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