La distribución y labor de los poliguanches

Como la federación administrativa canaria está compuesta de siete islas, corresponderían 7 policías a cada isla (sobraría un agente, que le regalaríamos a La Graciosa capital del Archipiélago Chinijo, que también tiene derecho)

Pero las cosas no son así. Hay que distribuir ese aguerrido cuerpo de forma proporcional, según la población de cada ínsula, como diría don Quijote.

Así, a Tenerife le tocarían 12 agentes; a Gran Canaria, otros 12: a La Palma, 8; a Lanzarote 6 (La Graciosa se quedaría sin ninguno); a Fuerteventura, 6 (lo siento por Lobos que se quedaría también sin ninguno); a La Gomera, 4, y a El Hierro, 2.

Pero la lógica y la proporción nada tienen que ver con la política. Al menos con la política canaria. Todo ese contingente de agentes, si fuera por ATI, se quedaría solamente en Tenerife. O sea, los 50 para ellos. Pero su socio el PP, que hasta hace poco no estaba por la labor de aceptar un cuerpo (policial, se entiende) autonómico, exigirá que en Gran Canaria (Canaria para don José) haya al menos 20 guanchanchas, porque lo consideran justo y necesario. Ahora bien, teniendo en cuenta la inquina(en guanche “tirria”) que nos tiene el famoso editor y director, yo creo que lo mejor es que se queden todos en Tenerife.

Claro que habrá que tener en cuenta esos días malos que tiene uno, o una, y que le inclinan a pedir la baja por depresión o diarrea mental, entre otras patologías, por lo que habrá momentos en que la plantilla, ya de por sí reducida, se convertirá sólo en una presencia testimonial.

Pero estos superpolicías, claro está, no podrán acabar con la creciente delincuencia, originada tanto por la falta de trabajo, que impulsa a uno a satisfacer “la mala costumbre” de comer, como sea, y cada día, como por la presencia de mafias locales e internacionales que se han enseñoreado de la islas sin ningún problema y que son como la mala hierba, porque se desarticula una y aparecen diez más.

Por supuesto, esta guanchancha, que como la TVC pertenece “al estado canario”, es como su guardia pretoriana. Acompañará, con sus uniformes de gala, al presidente y demás miembros del gobierno, en los desfiles y procesiones y no estará para investigar a los políticos sospechosos de conductas poco claras y alejadas de lo que debe ser una verdadera democracia y estado de derecho. Para los delitos mayores en el plano político estarán, como siempre, la guardia civil y la policía nacional (pese a quienes desean que no lo sigan haciendo y perdonen la forma de señalar)

Así que a la guanchancha de Paulino y de Ruano, además de ostentar en el brazo derecho un brazalete que diga “Policía Canaria” (que ya muchos lucían, para practicar, antes de que se creara) les queda una tarea muy ecológica y medio ambiental que desarrollar como, por ejemplo, evitar que se viertan en la calle, plazas, jardines, playas y zonas de concurrencia pública las defecaciones mal ubicadas (o si ustedes quieren, las cacas) de perros de dueños mal educados y desconsiderados; los destrozos del mobiliario urbano; los gamberros e incívicos ciudadanos que se dedican a tirar cosas por ahí, sin ton ni son; los ruidos nocturnos; evitar que los pirómanos incendien los contenedores, etc. etc. Una larga y encomiable labor. Si señor.

José M. Balbuena Castellano