Espacio de opinión de Canarias Ahora
Enfermedad
Para enfermedades terminales de una sociedad, el poco respeto hacia las personas mayores y su condena al olvido. Aquellos que atesoran la experiencia, el conocimiento sosegado, el jugo de una vida exprimida con alegrías y tristezas, ellos, han sido reducidos a meros abuelos que ejercen las funciones de padres o a tristes y olvidadizos jubilados que aguardan el final en un banco del parque o frente a una obra. Lo peor es que estamos empezando a creer que“ bueno, la vida es así, qué le vamos a hacer, las cosas son como son”. Tal vez sea por eso por lo que el anuncio del enlace de la duquesa de Alba y Alfonso Díez ha levantado tanto revuelo y tanta mofa. Cómo va a amar una señora tan mayor, si lo que debería estar haciendo es punto en su casa, con una toquilla sobre los hombros y una mantita sobre las piernas. Ay que ver, con lo vieja que está, todo el día de un lado para otro? y así un improperio tras el siguiente. Incluso en las tertulias indecentes de la televisión se hacen chascarrillos con lo que ocurrirá en la noche de bodas. Es la reducción de la vida, en definitiva, a la imagen, a la belleza, a la juventud. Es dejar de lado cualquier dimensión de lo humano más allá del atractivo físico y del sexo, la condena de la arruga, de las canas, de la posibilidad de ser feliz mientras se está vivo. Me gusta ver a esta señora ponerse por montera a la tan inculta sociedad española, y, ahora también, tan injusta y estúpida. El famoso “pienso, luego existo” cartesiano esconde tras sus palabras otras de tremendo poder y belleza, “existo, luego amo”. En las portadas de las revistas, en los programas de televisión, en cualquier sitio en donde aparezca su imagen, la veo como el icono de la lucha por la vida, por el deseo de gozar hasta el último suspiro, por defender la dignidad del ser humano en esa tercera edad que nos tocará vivir a todos pero que solo defienden unos pocos. Cuántas señoras que se pasan las mañanas en los centros de día no querrían vivir un nuevo amor como está viviendo Cayetana.
De la mezquindad de los hijos de la duquesa hablaremos otro día. Que hay que callarlos con dinero, se los calla. Que atrás quede el dinero que, frente a ella, está la vida por delante.
José MarÃa GarcÃa Linares
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