Un espacio político propio

Y es que hay suficientes factores de tipo geográfico, histórico, cultural y sociológico, que explican sobradamente porqué los canarios y canarias de todas las épocas, han ido dando forma a un sentimiento de identidad propio y diferenciado, incluso en cada uno de los territorios que conforman el archipiélago. Un sentimiento que tiene, puede y debe tener un peso más real en la política isleña. No obstante, de una reflexión en profundidad de la suma de todos esos factores, se pueden extraer los obstáculos que, por esas mismas razones, han impedido que haya anidado en los hombres y mujeres de esta tierra una conciencia nacional más elevada, extendida e inequívoca. Que todavía esté por conseguirse ese paso del sentimiento a la conciencia nacional canaria, explicaría, en parte, porqué las opciones de disciplina canaria aún pierden espacio de unas elecciones propias a otras más generales.

Que no se haya llegado a esos niveles sin embargo, no quita para que quede patente que la simple dialéctica de las izquierdas y derechas, es del todo insuficiente para entender e interpretar la expresión social y política de los canarios . A la vista está, que el componente canario y hasta insular como aglutinante cuenta, frente a otro que se manifiesta más partidario de defender intereses menos territoriales y por tanto más dependientes de consignas ajenas a las islas. En medio de ese cruce de identidades políticas y sociológicas, siempre ha existido una aspiración compartida por muchos canarios, la de avanzar en la solución a nuestros problemas desde un poder más cercano, desde unas instituciones de gobierno más ligadas a nuestra realidad y nuestros intereses como pueblo.

Que algunos, jugando con ese sentimiento, hayan terminado prostituyendo el ideal y hasta quemando, en parte, oportunidades históricas que todos hoy debemos lamentar, es un argumento que ha servido para que los partidos centralistas siembren la confusión e intenten ganar terreno. Abogar por los intereses de unas minorías en vez de por los de la mayoría social, confundir política y negocio, levantar hegemonías en vez de prodigar necesarios equilibrios, no son prácticas dignas en el ejercicio de la política, pero tampoco debemos caer en la trampa de pensar que afecta sólo a unas siglas. Va con las personas, no con los ideales. Representa una manera poco consecuente y ética de entender la política, pero no es justo que se intente englobar en ella a la política y a los políticos en su totalidad y menos al nacionalismo en su conjunto.

Todo lo dicho, es precisamente lo que termina por identificar el perfil de un espacio político que tiene sin duda cabida y posibilidades sólidas de mayor protagonismo en la realidad social y política de Canarias. Un espacio político que reivindica para sí Nueva Canarias y que se nutre del sentimiento nacionalista de muchos canarios y canarias, pero que al tiempo reivindica un componente progresista claro en sus propuestas. Un espacio político en donde tengan su expresión aquellos que creen que Canarias es una, pero que al mismo tiempo debe estructurarse de forma federal para adecuar las respuestas a sus problemas teniendo en cuenta la realidad insular. Un espacio político que sin duda reivindica la decencia, la honestidad, el interés general como premisas básicas de partida, pero que también ansia transformar esta sociedad, acabar con sus problemas estructurales y ganar en justicia social, participación democrática y autogobierno. En ese espacio es donde único se podrían dar las convergencias, sencillamente porque cualquier otro sería una traición a las decenas de miles de canarios y canarias, que tienen puestas sus ilusiones y anhelos, en que otra Canarias es posible.

* Aureliano Francisco Santiago Castellano es presidente de la Ejecutiva Local de Nueva Canarias-Nueva Gran Canaria en Telde. Aureliano Francisco Santiago Castellano *