Esquizofrenia en la Administración del Estado

En el siglo XXI, en plena era de la revolución informática, es inconcebible e inadmisible que una persona necesitada de obtener o renovar el DNI sea tratado por la administración pública como un siervo de tiempos pretéritos. Si quiere obtener el preciado documento, madrugue lo suficiente para ver si es agraciado con uno de los escasísimos números repartidos para ser atendidos. Pero si a pesar del madrugón no obtiene el número, no se preocupe, vuelva usted al día siguiente aún más tempranito o mejor, dé una cabezadita allí mismo a ver si hay suerte en el siguiente reparto. Es proverbial en España, y tal vez una seña de identidad, lo del “vuelva usted mañana” como dijo Mariano José de Larra. Dentro de lo pésimo del sistema, al menos se podría abrir una lista de espera, como hace la sanidad pública, y asignar día y hora. Claro que las elecciones están cerca y es preferible cabrear a la gente en grupitos de más o menos 150 en 150 que a millares, que es lo que pasaría cuando sean conscientes de que les han dado cita para el año 2010. ¿Qué hemos votado para merecer tanto desprecio? Lo más feo de este asunto es la manifiesta falta de previsión de las autoridades pertinentes, por no pensar otra cosa, ya que el número de personas que se han de acercar necesariamente a las oficinas de la policía para este trámite es muy fácilmente previsible. Para las nuevas expediciones basta con un simple análisis de los censos, y un vistazo a los propios archivos policiales, a efecto de las renovaciones. Por más que lo intento no logro encontrar explicación razonable a este desprecio con que nos obsequia, por enésima vez, la administración pública, porque en esto de las colas para el papeleo hay todavía poca diferencia entre el Ayuntamiento, la Comunidad Autónoma o el Estado.Pero la situación llega a ser tercermundista al advertir cómo hay personas que se están ganando la vida por el sistema de vender o revender su puesto en la cola al mejor pagador. Acabamos de oír hasta el hastío en las elecciones pasadas asegurar a los políticos que mejorarán la atención y el respeto debido a los ciudadanos. Pero la realidad está ahí, siguen las largas colas ante las ventanillas oficiales para obtener algún papel que, para mayor INRI, con frecuencia ya tiene la propia administración en la ventanilla contigua. ¿Será este un tema a incluir en la nueva asignatura de Educación para el Colectivismo? Y hablando de Educación, veamos tres propuestas rechazadas por el Ministerio de Educación, MEC, en el Consejo Escolar del Estado tomadas del blog de Álvaro Vermoet Hidalgo, presidente de la Unión Democrática de Estudiantes, y propuestas por él mismo. Por razones de tiempo, espacio y oportunidad no quisiera entrar ahora en la valoración de los contenidos de las asignaturas, asunto con un alto contenido ideológico, sino tan sólo en algunas contradicciones palmarias votadas en la última sesión de ese Consejo: 1) El MEC vota en contra de liberalizar los precios de venta de los libros de texto. Esta postura es realmente esperpéntica porque acaba de aprobarse esta misma liberalización en la Ley del Libro del Ministerio de Cultura, y de esta forma el MEC vota en contra de la iniciativa más importante del Ministerio de Cultura. Excelente muestra de coordinación y coherencia.2) Se insta a destinar 1.000 millones de euros a la Educación Infantil en la etapa 0-3 años. De nuevo los representantes del MEC rechazan cumplir el propio programa electoral del PSOE, porque resulta demagógicamente revelador que esa propuesta estaba, tal cual, en el programa electoral de Zapatero para esta legislatura que ya casi acaba.3) Se propone que se reconozca expresamente la legalidad del hecho que las CCAA que lo deseen puedan elaborar sus programas de estudio de forma conjunta (que es lo que ha hecho el PP para compensar el recorte de las enseñanzas mínimas en Humanidades). Y el MEC vota que no. Si se pusieran de acuerdo para lo mismo, cosa imposible, las CCAA dónde opina algo el PSOE entonces sí sería legal y además se enseñaría la Alianza de Civilizaciones.

José Fco. Fernández Belda