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ETA: adiós a las armas

Rafael González Morera / Rafael González Morera

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Todos los demócratas se han alegrado del anuncio del adiós a las armas de ETA, incluido un sector mayoritario de los independentistas vascos, que han llegado a la conclusión que por la vía pacífica pueden obtener mejores resultados que con la lucha armada, y en eso hay una tendencia firme a “copiar” a los independentistas catalanes. La sensación de una pérdida de tiempo de cuatro décadas de “guerra” contra el estado español es evidente, y más allá de sangre y dolor no les ha significado a los abertzales ninguna ventaja, antes al contrario, la oposición de una buena parte de la sociedad vasca y la rotunda mayoritaria de la española.

En los dos últimos años los acontecimientos políticos se han sucedido a un ritmo vertiginoso, y cada llamada telefónica o visita que hacía a mis amigos donostiarras dibujaba un nuevo panorama político. En la recta final de estas últimas calendas, primero el pacto entre PSE/PSOE y PP con el desalojo del PNV del Gobierno vasco; luego el nacimiento de Bildu, que ha significado un revulsivo, una catarsis profunda del independentismo vasco reconducido por la vía pacífica, y que ha superado a múltiples siglas abertzales que sólo llevaban continuamente a la división, y ahora con la nueva marca Amaiur cuya coalición es la suma de Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Aralar y los independentistas cuya mayor aportación la hace la primigenia Herri Batasuna, se aprestan a presentarse a las elecciones del 20 de Noviembre con unos buenos pronósticos electorales. Toda una efervescencia de evolución política sucedida a velocidad de vértigo.

Mientras todas las fuerzas democráticas que se mueven en Euskadi, desde el Partido Nacionalista Vasco, pasando por el Partido Socialista de Euskadi/Euskadiko Esquerra, Euskoalkartasuna, y otros muchos partidos vascos, han ido matizando sus líneas de actuación buscando el diálogo con los independentistas abertzales, el Partido Popular sigue enquistado en sus posiciones más recalcitrantes, al menos su ala de extrema derecha. Mientras la reacción oficial en la calle Génova a las 20.45 de la noche del pasado 20 de Octubre fue saludar el comunicado oficial de ETA como “una buena noticia y que se produjera sin ninguna concesión política”, pronto surgió la primera reacción ultra en contra de la posición de Mariano Rajoy en unas declaraciones de Esperanza Aguirre en las que decía que “los delitos de los asesinos no prescriben porque declaren que no van a matar más”. Y añadía Esperanza Aguirre que los comunicados de ETA tienen credibilidad cero.

Esa misma noche se produjeron declaraciones durísimas contra las conversaciones de paz en San Sebastían, y contra la presencia y adhesiones de personalidades mundiales como Kofi Annan, exsecretario general de la ONU, Jimmy Carter, expresidente de los Estados Unidos y premio Nobel de la Paz, el exprimer ministro británico, Tony Blair, la exprimera ministra noruega Gro Harlem Bruntland, el exprimer ministro de Irlanda, Bertie Ahem, el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, el exministro francés de Interior y Defensa, Pierre Joxe, y el coordinador internacional de la conferencia, Brian Curri, fueron interpretadas por personalidades de ultras del PP como Iñigo Henriquez de Luna, portavoz en la Asamblea de Madrid y hombre de confianza de Esperanza Aguirre, Ignacio Cosidó, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, de Juan Cotino, presidente de Les Cortes valencianas, contradijo a Rajoy diciendo que lo de ETA “era una mentira y no se podía ver como una buena noticia”. Por su parte el eurodiputado Carlos Iturgaiz se unió al coro desaforado esa misma noche haciendo unas durísimas declaraciones contra Pachi López, Rubalcaba y Zapatero. En la mañana del viernes 21 de octubre, Jaime Mayor Oreja en declaraciones a Carlos Herrera en “Onda Cero” ponía la guinda a todas las manifestaciones reseñadas, atacando al PSOE y poniéndole por los suelos por sus “negociaciones con ETA”. Por lo visto todas las detenciones de etarras en los últimos años con Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior deben ser cosa de mi imaginación. Lo peor es que me aseguran que las declaraciones del ala de extrema derecha del Partido Popular se van a recrudecer de aquí a las elecciones generales del 20-N.

Por su parte la Iglesia Católica también ha metido la cuchara en el asunto/trasunto, y Juan Antonio Martínez Campos no ha esperado mucho para decir que “una sociedad libre y justa no puede tener como interlocutor político a los terroristas”. Martínez Campos por lo visto quiere olvidar que un obispo de esa misma Iglesia Católica, Juan María Uriarte, se sentó presidiendo una mesa de negociación en la que participaron dirigentes del Partido Popular como Pedro Arriola, actualmente asesor personal de Mariano Rajoy, Ricardo Martín Fluxa, secretario de Estado para la Seguridad, y Javier Zarzalejos, secretario de la Presidencia del Gobierno de Aznar. Enfrente de ellos, tras encapuchados de ETA, y la enjundiosa reunión presidida por el obispo Juan María Uriarte. Eran los tiempos en los cuales el presidente del Gobierno, José María Aznar, calificaba a ETA como “Movimiento de Liberación Nacional Vasco”. Por entonces ETA había asesinado a más de 800 españoles. Ahora la Iglesia Católica ya se ha decantado de cara a las elecciones del 20 de Noviembre pidiendo a los católicos que no voten a los partidos que defienden el divorcio y el aborto.

Con este panorama de cinismo del Partido Popular, y de la Iglesia Católica Española, permítanme que me sienta decepcionado, defraudado, pero no derrotado, como decía mi admirado colega Iñaki Gabilondo en uno de sus artículos. Me cuentan que a Bildu le ha costado mucho convencer a sus partidarios del alejamiento de ETA, y que a la propia ETA también le ha significado un problema profundo interno convencer el sector político al militar para dejar las armas inactivas. Según los expertos ya no quedan sino tres máximos jefes de ETA muy jóvenes, Iratxe Sorzabal, Izaskun Lesaka y Daniel Plá, que dirigen a unos escasos 50 “liberados” etarras, cuando hace unos cuatro años según el servicio de inteligencia español seguían en activo de 500 a 600 etarras. Y además, como decíamos, el ala política de ETA se ha impuesto a la militar que es representada por los tres jefes antes citados. Esta debilitación de ETA sólo tiene una explicación: el éxito de Pérez Rubalcaba y de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Y con este panorama el Partido Popular en su ala más extrema quiere seguir hablando de derrota, de que pidan perdón, y no sé si también querrán poner a todos los niños vascos con los brazos en cruz en las ikastolas cuando lleguen de nuevo al Poder, y de paso prohibir el euskera como en la dictadura franquista. En las vivencias personales con relación a ETA confieso que mientras no derramé una lágrima cuando ejecutaron a Carrero Blanco, cuando asesinaron a Gregorio Ordoñez en el restaurante “La Cepa” de Donosti en donde unas semanas antes había estado hablando con el dirigente vasco del PP que me presentó un amigo, sentí repulsión y quedé impresionado cuando a través de la SER escuché a Iñaki Gabilondo dando la noticia. No dudo que el conocimiento personal tiene su influencia, pero de todos modos puedo afirmar y afirmo que Gregorio Ordoñez era un señor de derechas con el que se podía hablar. Estaba muy lejos de mis preferencias políticas, pero mientras no me demuestren lo contrario pienso que era un demócrata. Pero a todas estas, el Partido Popular en su conjunto, incluida su ala centrista, no ha condenado todavía la dictadura franquista, y están creando una situación política y social en Euskadi por la cual (y en la cual) los más duros de ETA se resisten a entregar las armas, dicen ellos que por si acaso. De momento Bildu (Reunir, en castellano) ya ha instado al Gobierno español y francés a abrir conversaciones políticas sobre el eterno problema de Euskalerría, de las cuatro provincias vascas españolas, y de las tres francesas separadas por el rio Bidasoa. Pero ahora con las armas enfundadas. Es un paso ilusionante, esperanzador, y el que no lo quiera ver será condenado por la historia.

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