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Está ya más vista que el tebeo, como diríamos los de mi generación. Me refiero a la querencia del PP, como brazo político de muy poderosos sectores de la sociedad y de la economía española, a adelantar acontecimientos futuros -que tal vez no se produzcan- COMO SI ya se hubieran producido. La finalidad es aprovecharlos para intentar desgastar al Gobierno y obtener por anticipado las ganancias políticas que esperan lograr si esos hechos ocurren. Para eso tienen, además, que atribuirlos preventivamente a la exclusiva responsabilidad del Gobierno.

El primer paso consiste en dar de antemano por sentado que cualquier dato negativo (por ejemplo en materia de empleo o de inflación), es anuncio de una catástrofe que se desencadenará inexorablemente.

El flamante-líder-preparado-para-gobernar, después de vaticinar (con cara de compungido, pero relamiéndose por dentro) unas cuantas veces la inminente recesión otoñal, afirmaba descaradamente en una reciente entrevista que “Este Gobierno recorta el poder adquisitivo un 10,8%, lo nunca visto”. Son datos del proceso inflacionario que está golpeando la economía internacional de los que hace único responsable al presidente del Gobierno. Y así, suma y sigue. Todos los días.

Y si hay datos que contradicen sus afirmaciones catastrofistas, simplemente no existen. Es decir, lo que suspiran porque ocurra (la recesión) ya lo tenemos encima. Y a cualquier dato positivo que tenga que ver con medidas adoptadas por el Gobierno (como la reforma laboral, a la que los conservadores se opusieron) o se le pone la sordina informativa, o lo intentan manipular -como el caso de los fijos discontinuos- , o los voceros de la derecha sencillamente lo ignoran.

Lo mismo ocurre con la ofensiva sobre el indulto a Griñán, que han solicitado sus familiares. Da lo mismo que aún no se haya producido. Es igual que se acabe concediendo o no. Y, si no se concede, se anotarán en su haber el haberlo impedido.

Los editoriales conservadores de hoy, que serán secundados por el PP sí o sí desde que arranque el curso político, en perfecta sintonía dan por hecho el indulto; lo relacionan con los indultos a los “golpistas” catalanes del procés y concluyen que el Gobierno ha convertido la figura del indulto en una instancia extrajudicial de revisión de sentencias  y hasta en una forma de amnistía encubierta. Y esas conclusiones categóricas en el mismo país en que el PP, quebrantando impunemente la Constitución, tiene secuestrada a la cúpula del poder judicial desde hace más de tres años. Con un propósito cada vez más evidente.

Porque, para que todos lo tengamos claro, las prerrogativas que la Constitución atribuye el Gobierno sólo pueden utilizarse (aunque no lo dijo la Norma Fundamental, en realidad está implícito en sus preceptos) si, y sólo si, el Gobierno es del PP. Entonces cualquier decisión política, desde los indultos hasta la política de acercamiento de presos etarras o de regreso de los “exiliados” -aunque hubieran sido autores de delitos de sangre- o cualquier otra …, siempre se ejerce en interés de España. Por definición. Y ello a pesar de que en muchas ocasiones asomara la patita el interés político de los Gobiernos de Aznar o Rajoy.

¿Que a qué viene todo esto?

Viene a cuento de que cuando se despliega tan descarada e implacablemente, y con tantos amplificadores en los medios de comunicación, una estrategia basada en la falsedad y la desinformación, la mayoría parlamentaria que respalda a este Gobierno tiene la obligación de combatirla. Y más, cuando el repertorio de medidas legislativas y políticas progresistas adoptadas para afrontar estos tiempos huracanados ya es incuestionable.

Como lo es la influencia palpable del Gobierno y su presidente en las políticas adoptadas por la Unión Europea. Tanto en las que están suponiendo un claro (y tantas veces aplazado) avance hacia la federalización de la Unión, sin la que la sociedad europea no podrá ejercer la influencia que tiene el deber de ejercer en este dislocado momento histórico, como en las que suponen un reconocimiento comunitario de las peculiaridades ibéricas.

Por tanto, a estas alturas hay un balance de legislatura que acredita el esfuerzo realizado y los resultados logrados para cumplir el programa comprometido ante la sociedad española. Y que justifica pedir a los ciudadanos la renovación de su confianza para desarrollarlo y consolidarlo.

Pero, en todo caso, lo primero que hay que hacer para desmontar una estrategia plagada de insidias es desvelarla. Y hacerlo con ejemplos que puedan ser verificados de inmediato por la opinión pública. Y con la misma insistencia con la que lo hace la “Contra”.

 Y entretanto, Feijóo navegando por el mar de Canarias en un jet-foil que no existe desde hace 20 años. Es lo que pasa cuando se está acostumbrado a viajar en jet de millonarios o en embarcaciones de amistades no muy recomendables. Pero esa es otra historia.

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