La guerra en Ucrania debilita a Europa

Emilio Díaz Miranda

18 de octubre de 2022 10:50 h

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Hace unas semanas en Bélgica hubo una gran manifestación contra la carestía y por el aumento de los sueldos. Y en París unos 140.000 han salido a manifestarse contra la carestía y la inacción ecológica.

Ecologistas, socialistas, comunistas, sindicalistas, insumisos, jóvenes, jubilados y chalecos amarillos participaron en la protesta parisina. La marcha contó con una invitada estrella: Annie Ernaux, ganadora del premio Nobel de Literatura, que desfiló, junto a Mélenchon, a Aurelie Trouvé, diputada parlamentaria y otros miembros de La Francia Insumisa, por las calles de París. 

En Alemania se suceden en todos los estados federales manifestaciones del mismo talante, pero también con diversas huelgas de transportes terrestre y de aviación. Al mismo tiempo los precios de la comida y de electricidad aumentan y las gentes miran qué pueden permitirse comprar. El partido de la ultraderecha AFD ha subido en las últimas elecciones, mientras que la Izquierda decae a ojos vista.

En Italia ha subido los escalones parlamentarios un gobierno de derecha con una candidata que no ocultó sus simpatías por Mussolini, mientras que países como Polonia y Lituania, repitiendo la petición del Zelensky ucraniano, piden una intervención militar de la OTAN a cargo, eso sí, de Francia y Alemania.

La invasión rusa de Ucrania es el último capítulo de una serie de acontecimientos que tienen su raíz en las Guerras Mundiales. Las difíciles cuestiones existenciales que surgieron antes y durante dichos conflictos siguen sin resolverse. En contra de la afirmación de que las guerras no deberían producirse en Europa o de que vivimos en la era del Fin de la Historia, la experiencia de Ucrania pone de manifiesto la relevancia del hechizo del pasado. El hecho de que los pueblos del Occidente europeo no se hayan tomado en serio su pasado les ha dejado en la confusión y sin preparación para afrontar la crisis actual. Las afirmaciones que estuvieron de moda sobre la irrelevancia de las fronteras y de los Estados-nación han quedado expuestas como mitos superficiales. Un autor como Frank Furedi sostiene que la amnesia histórica autoinfligida a Occidente le ha llevado a ignorar la importancia de las realidades geopolíticas. De repente, las afirmaciones que en su día estuvieron de moda y que constituyeron las virtudes de la globalización, parecen estar ahora desgastadas. Este problema, que ya era evidente durante la pandemia mundial de Covid, ha alcanzado un punto de crisis mundial en el campo de batalla de Ucrania.

Aguas pasadas no mueven molinos, pero...

El refrán popular español es muy cierto, pero hay quienes confunden la Historia con esas aguas. La historia de los pueblos es un almacén de beneficios o de explosivos. Y eso lo estamos viendo en las actitudes de los gobiernos de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, estos tres últimos -países bálticos por antonomasia- han avanzado paralelamente en común sinergia báltica desde su ingreso simultáneo en la UE y la OTAN en la primavera del 2004.

Hablan un lenguaje incendiario, pero quieren que sean otros los que saquen las castañas del fuego. Letonia, Lituania y Estonia ya pidieron aplicar el artículo 4 de la OTAN en Febrero de este año 2022

Ante la situación producida por las advertencias amenazadoras de Putin por la posible entrada en la OTAN de Ucrania y por su anuncio de una “operación militar especial” para proteger a las personas que eran objeto de intimidación y genocidio por parte del régimen de Kiev “durante los últimos ocho años”.

Los gobiernos de Letonia, Lituania y Estonia apelaron al artículo 4 de la OTAN. “Tenemos que estar preparados ante una impredecible ola migratoria, ciberataques y campaña de desinformación por parte rusa”, dijo el Ministerio de Exteriores letón, a través de un comunicado. También se pronunciaron en un sentido similar los gobiernos de Lituania y Estonia en comunicados difundidos a través de las redes sociales. No hay que olvidar que estos tres países bálticos fueron repúblicas soviéticas y que hoy forman parte de la Unión Europea y la OTAN.

¿Qué dice el artículo 4 de la OTAN? El artículo 4 del Tratado de Washington de 1949 dice lo siguiente:

“Las Partes se consultarán cuando, a juicio de cualquiera de ellas, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las Partes fuese amenazada”.

Ni entonces hubo consultas ni las hay realmente ahora, pese a las “cumbres” internacionales organizadas por los Estados Unidos para mantener una hegemonía que se le iba de las manos. Y toda la estrategia parece dirigida a arrinconar a la Unión Europea y obligarla al puro seguimiento y obediencia de los designios y planes del Pentágono y de la Industria armamentista americana.

La diosa de la historia y las menti-meteduras de pata presenciales

Putin advirtió y amenazó en su momento contra la ampliación de la OTAN. El gobierno de Biden y el inglés de Johnson perseguían con tal ampliación o bien el acogotamiento de Rusia o bien el desencadenar un conflicto armado que sirviera de Guerra interpuesta para evitar la consolidación de una Rusia potente y asimismo disciplinar bajo su comando a Francia y a Alemania que parecían querer seguir un camino propio sin confrontación con Rusia ni con China.

Zelensky no es un cero a la izquierda, pero tampoco su papel es independiente y soberano. Está sometido al dictado anglo-americano.

Bajo la batuta dirigente del sleepy norteamericano se ha originado, mantenido, aumentado y prolongado el conflicto ruso-ucraniano. A nadie se le oculta que si no fuera por los intereses yanquis la Guerra habría sido cosa semanas. Y desde el primer momento se ha desatado una Campaña desinformativa donde toda acción rusa era criminal donde morían mujeres y niños y las acciones de los soldados ucranianos eran heroicas y vencedoras. Blanco y negro, buenos y malos con papeles asignados a dedo desde un principio, evitando y desprestigiando todo intento negociador.

La diosa griega de la Historia, Clío, se ha vengado de una cultura o incultura que cree que lo que ocurrió en el pasado ya no importa, así como también de aquellos manipuladores mediáticos que buscan la glorificación de sus amos financieros y no la verdad de los hechos... La amnesia es una enfermedad que implica pérdida parcial o total de la memoria. Parece que ciertos políticos la padecen periódicamente y no a causa de Stress, fatiga, exceso de alcohol o tabaco …

El caso del presidente Biden es distinto del caso Trump. Este último mentía casi tanto como respiraba. El caso Biden tiene otra patología que no sabríamos definir si es producida por la edad, por deficiencia mental o por cálculo político fallido.

En un discurso pronunciado en Colorado(USA), Biden recordó el papel de los marines durante la guerra de Irak, originada por la invasión estadounidense en 2003 y que se prolongó hasta 2011. El Presidente demócrata recordaba la heroica toma de una posición por parte de los soldados americanos y elogiaba su trabajo. “Lo digo sinceramente. Digo esto como padre de un hombre que ganó la Estrella de Bronce, la medalla de servicio conspicuo y perdió la vida en Irak”.

¡Toma castaña! – diría un republicano de Trump ante la nueva metedura de pata presidencial-. El hijo al que se refería el Presidente era Beau Biden que sirvió como reservista en la Guardia Nacional del Ejército de Delaware y que, efectivamente, recibió una Estrella de Bronce. Sin embargo, su muerte ocurrió años después de finalizar su servicio en la guerra. Y falleció de cáncer cerebral en el año 2015. Es decir, no murió en combate ni en Irak.

En Europa tenemos presidentes que van desde la izquierda domesticada hasta las cercanías programáticas al fascismo italiano. Pero ninguno tenemos que parezca, como el presidente Biden, buscar caminos verbales llenos de agujeros donde meter la pata .

Él mismo lo dijo en el 2020. «Soy una máquina de meteduras de pata». Recientemente en un discurso sobre el Estado de la Unión en el que habló sobre la guerra en Ucrania, dijo: “Putin puede rodear Kiev con tanques, pero nunca ganará el corazón y el alma del pueblo iraní”. Los oyentes se preguntaron, sorprendidos, cómo era posible que Putin pretendiera ganar el corazón de los iraníes con operaciones militares en Ucrania. Pero ¿afirmó Biden lo de los tanques en lugar de mencionar al pueblo ucraniano, pensando en una refinada y secreta maniobra de los  rusos? ¿O no sabe lo que dice cuándo habla espontáneamente y sin papeles delante?

Amnesia histórica y desastre económico europeo

En cualquier caso, sea por amnesia personal o por deliberado y sistemático bombardeo mediático, tergiversando los hechos y la interpretación de los mismos, tanto en el interior de la Federación Rusa como en nuestra “prensa libre occidental”, está claro que tanto la superación del estado de amnesia histórica como el camino de la Paz son condiciones previas para lograr la solidaridad global y salir del tronante camino de la Guerra y de las amenazas de destrucción atómica..

En Alemania hay un millón de refugiados ucranianos que reciben ayudas estatales y sociales, así como solidaridad de familias particulares y de las iglesias. Pero debido al corte del gas ruso y la subida tremenda de los precios de energía y asimismo de los alimentos hay grandes preocupaciones que pueden convertirse en estallidos sociales.

Polonia ha acogido a 2,5 millones de refugiados ucranianos. Muchos de ellos viven ahora con familias polacas y comen junto a sus anfitriones en la misma mesa. Esto no es en absoluto una cuestión de rutina, ya que las relaciones polaco-ucranianas eran muy tensas. En plena Segunda Guerra Mundial, los fascistas ucranianos aliados de Hitler contra la Unión Soviética cometieron un brutal genocidio contra la población polaca en 1943.

En 1943, la población polaca sufrió tanto la ocupación alemana como la soviética. Los civiles fueron asesinados arbitrariamente, las mujeres violadas, los niños obligados a realizar trabajos forzados o robados a sus padres. Los horrores eran inimaginables. Y aunque esto parecía casi increíble, a los habitantes de Pequeña Polonia y Volhynia, en el sur de Polonia, les afectó aún más cuatro años después del comienzo de la guerra. Se produjo un terrible genocidio de la población polaca. Los autores eran ucranianos. Y su dirigente máximo Stepan Bandera tiene - hoy - monumentos públicos en Ucrania como héroe nacional.

Las masacres de Volhynia y Galitzia Oriental siguen profundamente arraigadas en la conciencia polaca. Los nacionalistas ucranianos atacaron sistemáticamente a todos los polacos en el verano de 1943, un genocidio planificado con precisión. El llamado Ejército Insurgente Ucraniano (UPA) de carácter anti-soviético estaba al mando, apoyado por numerosos civiles ucranianos. La brutalidad de este genocidio fue especialmente espantosa: las víctimas polacas fueron desgarradas a golpes de hacha, desolladas vivas con guadañas, mutiladas por perros. Ni siquiera los niños podían esperar misericordia; incluso a los bebés se les aplastaba la cabeza contra los postes de madera o las paredes de las casas. Alrededor de 130.000 polacos fueron asesinados por los ucranianos en el verano de 1943, en algunos pueblos sólo sobrevivió el 10% de los habitantes.

Tras el final de la guerra, Ucrania pasó a formar parte de la Unión Soviética y Polonia a ser un estado satélite de Moscú, por lo que Volyn no era oficialmente un problema. Incluso después de la caída del Muro de Berlín y luego la caída del Telón de Acero, los gobiernos de Ucrania no estaban dispuestos a asumir oficialmente la responsabilidad de este genocidio, e incluso hoy muchos historiadores ucranianos niegan el alcance de este crimen. Por ello, Volyn fue también un gran obstáculo en el intercambio polaco-ucraniano en términos políticos.

Aunque Wolyn ha sido un concepto doloroso para todos los polacos, actualmente está ausente del debate público. El gobierno ultraconservador católico polaco está más interesado en su combate ideológico contra Rusia y todo lo ruso que en recordar los hechos de los todavía proclamados héroes ucranianos que fueron nacionalistas racistas colaboradores de los nazis.

Por un lado ahora se trataba de poner en práctica el mandamiento cristiano del amor al prójimo y ayudar a los vecinos.

Por muy trágica que sea esta guerra, ofrece una oportunidad para que Polonia y Ucrania vuelvan a conectarse 79 años después de Volyn y pongan sus relaciones en una nueva base. “La historia nos muestra que tenemos un hermano en Polonia. Nunca dejaremos de agradecer la ayuda que nos llega de los corazones de los polacos”, dijo el otro día el embajador ucraniano en Varsovia, Andrii Deshchytsia.

El camino no será fácil. Pero ahora es posible. Puede ser un signo de esperanza en el que confiar en estos tiempos difíciles. Pero es una base cimentada en el odio común a los rusos y esto que les acerca a los alemanes y a los americanos, empezará a resquebrajarse cuando las ayudas europeas disminuyan y la propia situación económica empeore.

La diosa griega de la Historia, Clío, recomendaría unas base dialogantes y reconciliadoras no sólo entre ucranianos y polacos, sino entre todos los pueblos. Pero hoy nadie cree en los dioses griegos y si se diera el caso de entrar Ucrania en la Unión Europea (con o sin la OTAN) eso significaría un giro a la derecha dura, especialmente si continuan la carestía, las crisis económicas de pequeñas y medianas empresas, y si a los millones de ucranianos refugiados habría que añadir la ayudas económicas al arruinado y devastado Estado ucraniano, así como un odio a todo lo ruso y también al renacimiento de soluciones extremas de Derechas nacionalistas en cada estado europeo como ahora ya se está viendo. Y el ascenso de las Derechas romperá la línea liberal-democrática de la Unión Europea. 

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