Para ello es fundamental que el Cabildo cambie profundamente su modo de actuar. Mejorando la gestión, sin duda, especialmente en ámbitos, como el de los servicios sociales, el empleo o el impulso al desarrollo turístico y la ordenación territorial, en los que estos últimos cuatro años han sido un auténtico fracaso. Haciendo que el medio ambiente sea eje de todas las políticas de la institución insular, incrementando el apoyo a nuestro sector primario -que protege el paisaje, aporta productos de gran calidad e incrementa la seguridad alimentaria- y potenciando las zonas industriales. Y volcándonos, asimismo, con el turismo, el motor de nuestra economía, potenciando la marca Gran Canaria en el exterior, colaborando decididamente en la renovación de la planta alojativa obsoleta, diversificando la oferta y apostando por la calidad frente a la cantidad. Defendiendo la identidad, nuestras tradiciones, nuestros deportes autóctonos -para los que planteamos una discriminación positiva en los medios de comunicación públicos-, al tiempo que implicados en la extensión de las nuevas tecnologías.Rompiendo con el sectarismo y el aislamiento de la institución, que han caracterizado la última y poco brillante etapa, percibida con claridad por los ciudadanos y las ciudadanas que, pese a los grandes esfuerzos propagandísticos y de imagen, castigaron en las urnas a su equipo de gobierno y a su presidente. Abriéndola a la sociedad civil y a los veintiún ayuntamientos de la isla. ComarcasTrabajando para toda la isla, para que los ciudadanos y las ciudadanas reciban similares prestaciones y servicios independientemente de su lugar de residencia. Mostrando una especial sensibilidad hacia comarcas, como la del Norte, que hoy sufren un grave estancamiento económico, para avanzar hacia una Gran Canaria cohesionada, con similares niveles de empleo y de calidad de vida.Desde Nueva Canarias, lo dijimos en nuestra toma de posesión como consejeros de la institución insular, entendemos que el Cabildo no se puede limitar a gestionar, a cumplir con el deber de desarrollar las competencias que le corresponden. Tenemos que lograr que sea, de verdad, con firmeza, un auténtico Gobierno de la Isla. Que ejerza como Gobierno de Gran Canaria. Esa concepción de Gobierno de Gran Canaria va, como decía, mucho más allá de la mera gestión. Supone también que desde la corporación insular estemos vigilantes para que cada administración que opera en Gran Canaria cumpla con su deber. Para que no se nos escamotee nada de lo que legítimamente nos corresponde.Estaremos, por tanto, atentos a las actuaciones de la Unión Europea, especialmente en todo lo referido al presente y futuro de nuestra agricultura de exportación o al campo de la investigación y desarrollo, así como al del medioambiente. Haremos lo propio con el Gobierno de España en todos los asuntos vinculados con el desarrollo de las infraestructuras básicas para la economía de Gran Canaria, puertos, carreteras y costas, así como en todo lo relacionado con la inmigración y la seguridad. InversionesY, por supuesto, permaneceremos muy atentos a las actuaciones del Gobierno de Canarias, para que en nuestra isla funcionen adecuadamente la educación, la sanidad o los servicios sociales, así como las estructuras institucionales que nos corresponden. Para que no se abandonen los transportes públicos y para que no se vuelvan a escamotear inversiones, como ocurrió en la anterior legislatura, al mismo tiempo que partidas millonarias iban a parar al tranvía de Tenerife o a reflotar las guaguas de aquella isla.Pero, además, intervendremos en la reforma estatuaria en marcha, reclamando la imprescindible reforma electoral de un sistema que ha dejado sin representación a más de 75.000 grancanarios, exigiendo más protagonismo y competencias para los cabildos insulares. Trabajando a favor de los equilibrios institucionales entre las dos islas capitalinas, hoy inexistentes. Porque la condición de doble capitalidad estuvo mal resuelta en el primer Estatuto y lo está también en su propuesta de reforma. En definitiva, no vamos a tolerar ningún desequilibrio, ninguna desviación presupuestaria, ningún perjuicio a la calidad de vida de los ciudadanos y las ciudadanas de esta isla. Somos plenamente conscientes de que la mejor manera de lograr una Canarias unida y fuerte es desde el equilibrio y la transparencia. Defendemos de forma inequívoca el proyecto común de Canarias. Por él hemos trabajado siempre y continuaremos haciéndolo. Pero este proyecto común no es posible sin equilibrios, sin respeto a las reglas de juego. Y para que esto sea así es imprescindible que funcione el Cabildo como verdadero Gobierno de Gran Canaria.* Consejero del Cabildo y presidente de Nueva Canarias. Román Rodríguez*