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La Gomera: por un derecho natural
El Garajonay está formado por un frondoso bosque de laurisilva canaria, en esta zona de la Macaronesia, en la que están ubicadas nuestras islas oceánicas: en su geografía, botánica, zoología, geología y climatología, con un agraciado ecosistema del Terciario, que aún pervive. Único reducto que queda en Europa, gracias a las lluvias horizontales, (o goteo permanente de las nubes, en las medianías y cumbres, en todas las islas), que benefician de la humedad necesaria para toda su flora; las asilvestradas que viven en su bajo monte, y en gran número de especies endémicas, creándose un microclima en aquel peculiar ecosistema. Y también, por poseer unos exóticos monolitos geológicos en zonas cumbreras.
Definitivamente el Cabildo Insular de La Gomera, con el concurso de la Asociación Insular de Desarrollo, buscan los imprescindibles apoyos en las instituciones oficiales y entes privados de toda tipología, para la presentación oficial de la circular ínsula, para ser calificada como Reserva de la Biosfera. Ya ha obtenido, en septiembre del pasado año, otro prestigioso honor: gratificar de Patrimonio de la Humanidad al Silbo gomero, en su categoría inmaterial.
Tanto el mencionado Garajonay, como la propia isla en casi todo su perímetro, responden a las exigencias y cumplen, con creces, para preservar la biodiversidad contenida en este paraíso floral endémico, y alrededores. Y sobremanera, porque aún está a salvo de la demente especulación urbanística y de los humos venenosos de CO2, que dañarían gravemente el habitat en el Parque y su legendaria laurisilva. Y la Unesco, sin preámbulo alguno, deberá dar el honorífico título ecológico, tan preciado y meritorio, a La Gomera.
Esta es una tarea de plausibles empeños y arduas labores en buena lid, debiendo presentarse un concienzudo y muy serio documentado dossier, con todos los parabienes naturales existentes, y sus beneplácitas consecuencias para la Naturaleza y todas las especies vivas, incluida la Humanidad, para que queden convencidos unánimemente, quienes forman la Comisión evaluadora, en el organismo sito en París.
España cuenta actualmente con 40 parajes naturales que tiene el don de ser Reservas de la Biosfera, y en Canarias enumeramos hasta 5, y a los que se deben sumar las restantes islas: La Gomera y Tenerife.
Suma ya el estimable pláceme de un organismo tan importante como es la Fundación Biodiversidad, la cual forma parte del Gobierno de España, adscrita al Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, teniendo por misión preservar el patrimonio rural y la biodiversidad. Y Ahora, hay que cortejar a las remisas instituciones oficiales de las Canarias, y animar a la participación de todas las gentes gomeras e isleños restantes (y el turismo visitante), con multiplicadas acciones programadas.
La principal función de estos espacios, sumamente protegidos, es la conservación de las especies de la biodiversidad y hacerlas vivibles en su paraje natural; además de servir de estudio, investigación, desarrollo sostenible y económico, y el intercambio de información con todas las Reservas de la Biosfera del mundo. Este loable proyecto tiene nuestro mayor y sonoro aplauso y concurso, que, de seguro, lo obtendrá la isla Colombina, por su gran valía en su conservada y viva naturaleza.
Teo Mesa
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