Gran Canaria, una pasión compartida
Como la mayoría de ustedes ya sabrá, el actual mandato va llegando a su fin. Ya están convocadas las elecciones que el próximo domingo 28 de mayo nos llevarán a elegir a nuestros representantes en ayuntamientos, cabildos y Parlamento de Canarias. Ya he escrito en otras ocasiones que me parece fundamental que enfrentemos esta cita con la mirada puesta en Canarias, en los problemas cotidianos que nos afectan y que debemos resolver desde nuestras islas.
También es público que hace algunos meses anuncié mi intención de presentarme a la reelección como presidente del Cabildo de Gran Canaria. Son muchos los proyectos que me llevan a tomar esta decisión: Salto de Chira, Plan Sociosanitario, tren de Gran Canaria, seguir creando empleo, plantar cara a la carencia de viviendas para las familias grancanarias, completar la transición energética y el impulso a la soberanía alimentaria, avanzar en las economías azul, verde y circular, apuntalar un turismo que genere más ingresos… pero hay uno que destaca por encima de todos: Gran Canaria.
Cuando hace 8 años recibí por primera vez la confianza de las grancanarias y los grancanarios para presidir el Cabildo de Gran Canaria, empecé mi discurso de investidura destacando que provenía de un “sueño colectivo”. Me refería, por supuesto, a la experiencia de Roque Aguayro. Un proyecto basado en la participación vecinal y alimentado por las ansias de libertad y democracia. Un sueño que se convirtió en realidad y protagonizó una de las transformaciones más espectaculares que ha vivido Canarias.
En unas décadas, Agüimes y el Sureste pasaron de ser el triángulo de la pobreza a liderar el desarrollo sostenible y el bienestar social, siendo pioneros en energías renovables, recogida selectiva de residuos, la promoción de la cultura como estrategia de desarrollo y de convivencia… Desde Agüimes primero y luego a través de la Mancomunidad, con los compañeros y compañeras de Santa Lucía (con un ayuntamiento también fuertemente arraigado en el movimiento vecinal) y de Ingenio.
Ese proceso de transformación fue lo que me inspiró a dar el paso para intentar trasladarlo al conjunto de Gran Canaria. Y estoy absolutamente convencido de que fue lo que movió a las más de 100.000 personas que me dieron su apoyo. Por fin Gran Canaria tenía un horizonte, un modelo propio de desarrollo con el que encarar con optimismo el futuro.
Humildemente, y teniendo en cuenta que los cambios a escala insular siempre son más lentos que a nivel local o comarcal, creo que hemos sido coherentes con la idea que nos inspiró al asumir el reto de gobernar Gran Canaria.
No quiero apabullar con datos que ya he ofrecido en estos mismo artículos en múltiples ocasiones. Pero es evidente que hoy Gran Canaria es una referencia y ha avanzado en casi todos los aspectos claves que habíamos definido como palancas de transformación social.
Ya sea en materia de energías renovables, de aumento de la soberanía alimentaria, de la seguridada hídrica, de economía azul, de audiovisual, de comercio e industria, de igualdad, de plazas sociosanitarias, de impulso de la cultura y el patrimonio, de transporte público, de conservación ambiental, de adaptación y mitigación de los efectos del calentamiento global, de liderar el crecimiento económico y la creación de empleo en Canarias, etc, lo cierto es que la isla ha experimentado un gran avance en estos últimos 8 años, y lo que es más importante, ha definido claramente un rumbo con una amplio consenso social.
Si este proyecto ha sido posible es porque en su momento soñamos una ecoísla que fuera una referencia internacional con un modelo de desarrollo sostenible y autocentrado, que combatiera el cambio climático al tiempo que aumentaba el nivel de bienestar y apostaba claramente por la mejora de la democracia y la promoción de la igualdad.
Si este proyecto es posible es porque pensamos en cómo sería esa isla. Junto con la sociedad civil, la Universidad, los centros de investigación, las asociaciones profesionales, las ONG, etc, diseñamos las propuestas concretas que nos están permitiendo avanzar en los ámbitos fundamentales para el presente y futuro de la isla.
Si este proyecto está siendo y seguirá siendo una realidad es porque entre todos y todos hacemos Gran Canaria. Y me gustaría hacer especial hincapié en este aspecto. Un proyecto de transformación social, económica y medioambiental como el que estamos impulsando no es cosa de una sola persona o de un partido o institución. Es posible porque cuenta con un amplio apoyo social no solo electoral, sino cotidiano. De personas, empresas, entidades, etc, que con su trabajo diario construyen un territorio y una sociedad sobresalientes.
Es muy difícil encontrar en el mundo un territorio de poco más de 1.500 kilómetros cuadrados que reúna la cantidad de recursos, de talento, de conocimiento, de cultura o de diversidad que reúne Gran Canaria. Una sociedad, además, abierta, hospitalaria y tolerante que ha sido referente de libertad y convivencia en muchos momentos de su historia.
Y esto es sin duda un logro colectivo y una enorme responsabilidad que debemos cuidar y tratar de mejorar día a día. En mi caso, además, es una pasión a la que he dedicado gran parte de mi vida. Y estoy convencido de que hay cientos de miles de personas que sienten la misma pasión que yo por tratar de mejorar el privilegiado territorio que habitan. Porque estoy convencido de que Gran Canaria es una pasión compartida.
2