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De lo grotesco a lo sublime

Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas / Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas

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Cuando ya las situaciones no son tan normales, cuando las sociedades entran en encrucijadas críticas, cuando los sistemas se descomponen y se desploman bases y superestructuras, cuando una hegemonía se pierde y la otra no se gana, entonces vienen los días mas felices de aquella singular gente, su amenaza potencial se activa, su osadía, en un entorno moribundo, empieza a ser merecedora de alta estima para muchos, lo que se percibía como manifestación cercana a la demencia, se trueca en opción frente a un orden que se derrumba sobre las cabezas del conjunto de su representación política y social.

No pocas veces en la historia se han reproducido fenómenos de esa naturaleza. En todos los supuestos se ha tenido que pagar un altísimo precio. Ha sucedido incluso en las sociedades que podían presumir de los mas altos niveles de civilización, son los Luis Bonaparte, de la nación de Victor Hugo; los Hitler y Mussolini, a quienes retrato en su esperpento con asombrosa visión Charles Chaplin, paridos en las tierras que vieron nacer a Marx, y a Hegel, a Kant, a Dante y al Renacimiento... Son los Berlusconi, los Yeltsin ?

Los canarios por poco que nos descuidemos vamos a tener que apurar este amargo cáliz hasta el fondo. Las Islas han entrado, dando volteretas, en momentos políticos cruciales. Sonó la hora de D. José y sus poderes, tiempos fecundos para El Día.

La más severa crisis que, desde decenios, devasta socialmente al Archipiélago se lleva por los sumideros el ya inestable esquema de representación política que los escindidos grupos dominantes han ido imponiendo a duras penas. Entre tanto no se ha opuesto, hasta el momento, un bloque alternativo de las capas populares y de las fuerzas democráticas cuya constitución y movilización es factor necesario para la salida progresista. Y ocurre de esta manera a pesar de que los partidarios de transformaciones y hasta de las más modestas reformas sienten, como pocas veces antes, la obligación de agruparse.

Quedándose con el representante y olvidando a los representados, entretenidos con el mono bailarín y despreciando al organillero ?para lo que, a decir verdad, D. José puso mucho de su parte? durante años se trivializó la deriva insularista y en extremo reaccionaria de una oligarquía caciquil, mezquina, que en días no muy lejanos se desolló las manos aplaudiendo al franquismo, o sufriéndole con un estoico silencio, y que en el presente, según confiesa reiteradamente su vocero oficioso, siente por aquella larga noche una melancolía arrulladora.

Ni que decirse tiene que no son los intereses de la democracia, ni los sufrimientos de las capas populares y de los trabajadores los que le quitan el sueño a D. José, por mucho que se lo perturbe esa terrorífica pesadilla que de manera muy recurrente se le representa en forma de conspiraciones bolchevico-marxista-trotskisto-leninistas hasta en los claustros de los conventos de La Laguna.

Representante y representados, lo más aldeano, insolidario y ultraderechista de la clase dominante tinerfeña, considerablemente fortalecidos, se lanzan en tromba para ocupar los espacios vacíos, y mientras mas presionan menos resistencia encuentran en un grupo dominante con crisis severa de representación política y muy tentado a cambiar de dependencias. Particularmente sucede así en ATI que es, como quien dice, tres partidos en uno. Allí los hay con una pata en ATI y la otra ya puesta en el PP, y se encuentran también, en abundancia, los que ejercen de nodrizas del fascista/soberanismo de El Día. En su conjunto, lo que les une, es que todos están a verlas venir, mas inclinados unos para acá y otros para allá, depende de donde soplen los vientos, pero en las tres cosas a la vez, que nunca se sabe quien puede ser el mejor valedor de la próxima operación especulativa y de las que ya están en el caldero.

Desde luego que D. José y sus poderes mediáticos no han sacado fuerza de los riñones para andarse por esos caminos de herradura, achucha y marca el paso, a corta distancia, una fracción notable del poder económico/ burocrático tinerfeño, los Sres. Plascencia, D. Ambrosio, los González, el el Regidor de Sta. Cruz y su coro de alguaciles?y también otros, que sin asientos reservados, se han colgado del estribo. Actúan como magos que creen dominar los espíritus que invocan. No se han pensado dos veces que mientras mas poder tenga el representante, mas arriesgada es la situación del representado, que si el simio se transforma en chimpancé ya la cadenilla no le sujeta, se andará según le convenga y solo será cuestión de tiempo que se revuelva contra el organillero.

Ahora, además, resulta indisimulable el nexo que une aquellas concepciones con estrategias que trascienden el marco insular, el archipielágico, y el estatal. Van más allá, están en el libreto de lo que las fuerzas progresistas africanas valoran como el nuevo engranaje que engrasa el imperio para la dominación del Continente: “El AFRICON es una vuelta de tuerca más que utiliza excusas viejas como el terrorismo para colonizar militarmente los puntos estratégicos de producción petrolífera en Africa” advierte Antumi Toasije, historiador y rector del Centro de Estudios Panafricanos. En ese marco le reservan a Canarias un lugar envidiable, un futuro naif a lo puertorriqueño.

El Día anda fantaseando con un calendario de entente cordiale facisto/soberanista cuya candidez aparente no es imputable a su redactor, por mucho que la peculiaridad del personaje deje su imborrable huella, sino a la confianza que le inspira tener como prenda de garantía fuerzas ultramarinas que, dan por descontado, están, o estarán, controlando los hilos que deciden los movimientos del cambio de dependencia.

No es que hayan descubierto, de súbito, su Camino de Damasco. Un deseo viejo, que se ha mantenido latente en el imaginario de buena parte de la clase dominante canaria, es tener su propio Maine, se cortarían un brazo por ello, y si la prenda imperial garantiza que no pueda venir después una Sierra Maestra, también se arrancarían un ojo. Malo sería que estos aprendices de brujo calculen mal el alcance de la garantía, se les salga el genio de la botella y del verbo pasen a cometer un disparate tras otro. Sería aún peor si lo han calculado bien.

La bancarrota del artificio burocrático-oligárquico de Coalición Canaria ha empujado a los brazos de aquella aventura, propensos a ejercer de carne de cañón, a un buen puñado de oportunistas que permanecían cogidos por el narigón en el entramado parasitario de los nacionalistas.

Lo nuevo en el campanario chauvinista de El Día es justamente que ahora sus horizontes no tienen ya límite en la demarcación de la parroquia. No se trata de un nuevo acto en el pleito insular, ni de la continuación del mismo con otras formas. Por mucho que no pueda desprenderse de la mugre insularista ?y de sus querellas? y por mucho que esa miseria este presente en todas sus manifestaciones. Lo que realmente determina su carácter y significado, lo decisivo, parece ser la estrategia de cambio de dependencia al calor de una estufa que ha redoblado el interés geoestratégico de Canarias para los propósitos mas brutales.

Sin duda que estos pronósticos sombríos ya lo perciben muchos, lo digan o no, y no es bueno que se actúe como si así no fuera, como quien pretende librarse de la fiebre rompiendo el termómetro.

Para quedar atrapados en un conflicto de envergadura, que pasará por encima de los intereses reales de los trabajadores, de las capas populares y de las fuerzas democráticas, solo basta que estas no hagan nada, precisamente ahora cuando, aunque sea por la fuerza de la necesidad todo está más simplificado y más se está obligado a hacer, más se puede hacer y más se espera que se haga.

Joaquín Sagaseta de Ilurdoz Paradas

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