Vaya por delante que no serían abominables pecados. Pero ocurre que si el “alistamiento” de Román es mera conjetura alucinada, lo otro resulta ser falso. Quien conozca el paño de la correlación de fuerzas y sus relaciones lo sabe. No merecería la pena ocuparse de tales bulos si no fuera porque tratan de ocultar que el punto de coincidencia de PSC y NC es acabar con el actual estado de cosas.Uno ya es mayor para descartar que PSC y NC nos lleven a peor. No lo creo, pero no lo descarto. Nadie puede afirmarlo o negarlo; serían especulaciones de futuro que nos alejan de lo que de verdad hay y de la urgencia de recuperar nuestra propia estima institucional. Tan escasa que no dudan los opinantes áticos en faltarle el respeto a la voluntad de cambio grancanaria salida de las urnas. Tiene tela atribuir al ultragrancanarismo (?) antitinerfeño (?) el descalabro de los dos partidos que van a gobernar. Pero es esta discusión que a nada conduce.Lo que interesa es que gobernarán dos partidos a la baja afectados, encima, por casos graves de corrupción en sus filas. Si se creen que todo es una conjura del PSC a beneficio de los canariones, allá ellos y los jueces, fiscales y policías marcados. Ya se verá en su día. Lo incuestionable es que, sea lo que sea, la sombra judicial habrá de pesar sobre el Gobierno.No sorprende en este contexto la desvaída constitución del Parlamento. Éste se ha ganado a pulso su desprestigio. Son razón suficiente el rechazo a iniciativas populares con miles de firmas y las conclusiones la investigación de los casos Eolo y Amorós que escenificaron anticipadamente el acuerdo que CC y PP están a punto de “perfeccionar”.Marcaron la apertura de la cámara notorias ausencias. Y no la de Adán Martín sino la de los 150.000 canarios que quedaron sin representación por la negativa de los dos partidos que gobernarán a modificar las normas electorales. Para dar una idea de magnitudes: la cifra supera los habitantes de Lanzarote; el PP sacó 15 diputados con algo más de 200.000 votos. Vean y comparen.Así las cosas, al menos Gran Canaria y Lanzarote pueden darse con un canto en el pecho al zafarse en buena medida de lo que despachan estos sujetos.