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Los héroes de la Luna
Lo contó el científico Curtis Michel, un astronauta que siguió las conversaciones de Neil Amstrong. En una notas que tomó en julio de 1969 dejó constancia de que lo primero que hizo Neil Amstrong al llegar a la Luna fue desprenderse de un petate con basura.Tiró mierda nada más llegar. Por eso cuando veo a Obama llamando héroes a los tripulantes del Apolo 11 pienso que mejor es buscar otros nombres. Llámelos personajes históricos, abuelitos que subieron allá arriba, científicos atrevidos. Pero permítame, señor Emperador, que yo llame héroes a otros que vieron la Luna y la tocaron con sus versos, sin ensuciarla. Si quiere, por ejemplo, sin salir de los Estados Unidos de América. Llame usted héroe a Walt Whitman. El poeta que cantó a los búfalos, a los indios, a los arroyos, a los Estados del Norte y los Estados del Sur. Reciba usted al espíritu de Whitman y reparta entre los escolares su “Hojas de hierba”,donde escribió “yo vengo de la luna y vengo de la noche, percibo la siniestra claridad que en el mediodía reflejan los rayos solares”.
Llame usted héroe también a Federico García Lorca, que fue a Nueva York y le cantó a Whitman. También podemos llamar héroe a Pablo Neruda, poeta que admiró a Whitman. Neruda, el poeta que murió en aquel septiembre que dejó de mirar a la luna de Isla Negra, en aquel septiembre que la CIA llenó de sangre las calles de Santiago. Llamemos héroe a Miguel Hernández, el pastor de cabras que llegó a Madrid para que le publicaran sus versos donde también cantó a la Luna... Armstrong y sus compañeros, no fueron héroes, más bien fueron unos jediondos que tiraron un petate con basura . Allá arriba quedó el petate con basura y la bandera yanki, que forma de destrozar el paisaje al que le cantaron tantos poetas.
Un servidor apenas tenía un año cuando esos tres viejitos que ayer visitaron la Casa Blanca llegaban a la Luna. Seguramente la voz de Jesús Hermida lo contaba desde el televisor en blanco y negro, pero tal vez mis padres no le prestaron mucha antención, porque esos días yo dejaba de gatear. En julio de 1969 daba mis primeros pasos, mi madre me miraba emocionada y pensaba “este niño, está dando unos gigantescos pasos para un hombre, aunque sean pequeños pasos para la Humanidad”.
Juan GarcÃa Luján
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