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La huelga y las navidades

Juan García Luján / Juan García Luján

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Los sindicatos del ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria presentaron un preaviso de huelga para protestar por el incumplimiento del compromiso de pagar las horas extras en las nóminas de diciembre y de cobrar un plus de disponibilidad en el año 2009. El ayuntamiento necesita ese dinero para abonar los salarios de los trabajadores de Guaguas Municipales, una empresa que, en opinión del alcalde, debe “dejar de ser una sangría”. Apela Saavedra a la solidaridad entre los trabajadores, para que unos se sacrifiquen por otros, mientras arreglan las cuentas de Guaguas Municipales. Conviene recordar que la mayoría de los trabajadores municipales son mileuristas, lo digo porque la demagogia de los que suelen cobrar más de 2000 ó 3000 euros suele basar sus críticas en tratar como “privilegiados” a los trabajadores de la administración pública.

No se puede negar que Guaguas Municipales tiene un problema: las cuentas no salen. Se han perdido pasajeros y por tanto ingresos. Hay un porcentaje importante de usuarios que viajan gratis o con descuentos especiales. Esos mismos problemas los tienen Titsa en Tenerife y Global en Gran Canaria, pero, fitetú, no están en una situación de quiebra técnica. ¿Por qué? Pues porque reciben dinero del gobierno canario y del cabildo. Pero debe ser que Guaguas Municipales es una empresa de transportes que comunica Marte con Saturno, y por tanto, sólo puede tener el apoyo de una institución como el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que, como todo el mundo sabe, lleva muchos años en manos de gobiernos municipales expertos en tomar decisiones que benefician a los extraterrestres y perjudican a sus habitantes.

El alcalde apeló ayer desde Rabat, antes de entrar a visitar el Mausoleo de Mohamed V, a la solidaridad entre trabajadores. Pero se trata de un mensaje que no ha calado entre el personal. Porque todos los sindicatos apoyan la huelga, y la deuda acumulada de Guaguas Municipales no se puede arreglar a base de retrasar más todavía el pago de las horas extras que se deben desde febrero o suspender el pago de un plus que se acaba de firmar. También parece difícil que el problema lo arregle un señor que tiene en su currículum dos despidos firmados por partidos diferentes. El nuevo gerente de Guaguas Municipales fue nombrado con el único respaldo de los concejales sometidos a la disciplina del alcalde. Aunque a lo mejor Saavedra tiene un plan secreto que consiste en pedirle al nuevo gerente que aporte el dinero acumulado por las indemnizaciones que recibió cuando el PP lo echó de Proexca y el PSOE de Infecar.

Los sindicatos no se fían de un gobierno municipal que cada mes improvisa una solución distinta para garantizar el pago de las nóminas de 700 trabajadores y que sigue sin definir si sólo quiere privatizar las guaguas un poquito o un montón, y si quiere vender la compañía a una empresa de transportes o a una multinacional de aceitunas. Por lo menos con los gobiernos de PP Manolo y Pepa Luzardo sabíamos qué dirección iban a coger con Guaguas Municipales: siempre huían hacia adelante, acumulando deudas, camino del precipicio financiero. Saavedra quiere salvar Guaguas Municipales, lo que no sabemos es si quiere salvarla para la ciudad o para las empresas que comprarán sus acciones para obtener beneficios. Los argumentos del alcalde son los de la derecha de toda la vida: la empresa se gestiona mejor en manos privadas. Lo que pasa es que ya eso no se lo cree ni George W. Bush, que se ha dedicado a nacionalizar los bancos que los gestores privados llevaron a la quiebra. Cuando el consejero de Turismo del cabildo se enteró que Saavedra iba a nombrar a Sebastián Sansó gerente de Guaguas, Roberto Moreno le comentó al alcalde: “a ese hombre lo despedimos nosotros de Infecar, y tuvimos que pagarle una indemnización de 60.000 euros”. La respuesta de Saavedra fue: “si se llevó esa indemnización es porque estaba en su derecho”. Pues el alcalde debería saber que también en navidades y con crisis económica, los sindicatos están en su derecho de convocar una huelga para exigir el pago de unas horas que han trabajado hace casi un año.

Juan García Luján

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