Espacio de opinión de Canarias Ahora
La ignorancia es muy atrevida
El imputado salmón de su gobierno mintió a Rajoy sobre la corrupción en Canarias y por eso el presidente del PP de España metió la pata y no dijo la verdad en su comparecencia en el programa de la pregunta de TVE.
El hombre manifestó que en Telde se detenía a los imputados del PP con policías encapuchados, helicópteros, tele en directo y delante de sus hijos pequeños. Rajoy inventó una historia inexistente, como bien le corrigió el día siguiente la jefa superior de policía de Canarias.
No hubo helicópteros ni televisión en directo ni policías encapuchados, y mucho menos detenciones con sus hijos menores de testigos.
Una sentencia judicial ha ridiculizado los argumentos sobre la politización de la policía empleados por el PP, pero éste ha pasado de locuaz a mudo. Ni está ni se le espera.
Sólo hubo un caso en el que se abordó a un concejal cuando salía por la mañana de su casa para llevar a su hija de año y medio a la guardería. Los policías se dirigieron a él y le plantearon la situación. El edil volvió a su casa, dejó la niña y se fue con los agentes a comisaría. Cuando los policías se ponen pasamontañas en las detenciones de imputados es para salvaguardar su identidad y el secreto de la operación. Eso es legal y lo debería saber Rajoy, que fue ministro del Interior.
Por otro lado, la diputada y ex viceconsejera de Cultura Dulce Xerach, ex directora del gabinete de Adán Martín y ex cuñadísima, afirma que Paulino Rivero no le ha cogido el tamaño al cargo. Normal en el gobierno minúsculo que preside.
Hasta su televisión, dirigida por otro liliputiense que él puso a dedo, se dedica a buscar micro penes, tras asegurarse el hallazgo de los micro cerebros de sus directivos.
La influencia de Paulino en TVE es inversamente proporcional al tamaño de su cargo y de los penes que busca su tele en Canarias. Rivero logró colocar a un paisano de El Sauzal como único representante canario en Tengo una pregunta para usted. Ya es casualidad que el canario que lograra su minuto televisivo de gloria sea del mismo pueblo del presidente. Visto lo cual, Willy podría preguntarse por el tamaño de su pene a ver si lo cuela también en el programa de televisión.
El tamaño sí que importa. Eso lo sabe Carmen Guerra, que nunca se ganará la vida como profesora de gramática y que no se avergüenza del ridículo que hace en el Congreso de los Diputados y del tamaño descomunal de su ignorancia. Por eso es tan atrevida.
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