Inspectores

Sin embargo, no es verdad que los inspectores de Hacienda sean personas antipáticas. Al contrario. Conozco a un par de funcionarios que se dedican a eso y me parecen individuos de lo más cordiales, atentos y dicharacheros? fuera de su trabajo, por supuesto. O sea, tomándose unas cañitas y una bandejita de surtido ibérico. Pero, inevitablemente, cuando me hallo en esa situación, siempre me pregunto si invitar a una ración de pata negra y de lomo de Jabugo no constituirá una exhibición de poder adquisitivo por encima de mis ingresos reales.

En fin. Ignoraba yo incluso que esos inspectores contaran con una Organización Profesional que ahora mismo preside un señor llamado José María Peláez, que celebran sus congresos anuales y que van ya por el XVII; el último recientemente clausurado. Por pura casualidad han llegado a mis manos las conclusiones de esta asamblea y miren por dónde su lectura ha logrado que estos guardianes de la legalidad fiscal y tributaria me caigan mucho mejor. Y es que en el congreso mentado, los inspectores mostraron su honda preocupación por la mamancia generalizada de la clase política, mayormente en los municipios turísticos y en desatado desarrollo. Debatieron mucho al respecto, y en el documento final abogaron por un plan de inspección de alcaldes y concejales (de urbanismo precisamente) en todos los municipios con una población superior a los cincuenta mil habitantes. La medida afectaría también a aquellos pueblos que aún contando con menos vecinos, emprendan acciones urbanísticas espectaculares, cosa que últimamente está sucediendo con harta frecuencia.

Ustedes ya saben que actualmente los cargos locales electos están obligados a realizar una declaración pública de su patrimonio como requisito para controlar el enriquecimiento anómalo de los representantes públicos. Pero, eso no parece garantía suficiente ni mucho menos a los inspectores y cuando ellos, que saben mucho del asunto, lo dicen, por algo será. Pero son meros currantes, al fin y al cabo. La cúpula de la Agencia Tributaria, no esta por la labor. Van ?o pretenden ir- esos currantes demasiado lejos. En su opinión. En su muy prudente opinión, claro.

José H. Chela