José Miguel abre el melón

Quiere Pérez García “una alianza en todos los planos”, que no sólo ciñe a futuras citas electorales o a los ya establecidos pactos de gobierno locales e insular, ya que “si tiene que ser acuerdo orgánico, también estoy dispuesto a eso”. Y eso, “acuerdo orgánico”, rechazando Pérez los términos vejatorios “fusión” o “absorción”, significa que el socialismo canario y la nueva izquierda nacionalista -vale, “centro progresista”- desgajada de CC converjan en una misma plataforma política, en un plano de “iguales”.

Tiene la propuesta de José Miguel Pérez múltiples lecturas que, escrutadas todas, convergen en el mismo objetivo que ha de plantearse cualquier formación política que compita en el ruedo canario con CC y PP: gobernar, de una vez, la Comunidad Autónoma con una mayoría social alternativa de progreso. Sobre todo mientras no se cambie la Ley electoral que dejó fuera del Parlamento canario a los más de 50.000 votantes de NC el 27 de mayo de 2007. O que hace casi imposible -tremenda barrida tendría que producirse en 2011- una mayoría absoluta de 31 diputados socialistas.

Legítimo y hasta loable el fin, el problema está en los medios. No todo puede justificarse para alcanzar los últimos objetivos. Y de entrada habría que introducir en ese interesantísimo debate abierto por Pérez -quizás con 15 o 20 años de retraso, los mismos que llevaron a la otra izquierda a alienarse en CC- un par de cuestiones clave que atañen tanto a Nueva Canarias como al propio PSOE de las islas. ¿Porque existe el Partido Socialista Canario como tal, como sí existe el PSC catalán? ¿O son simplemente unas siglas identificativas de una sucursal de Ferraz?

Debería empezar el PSOE de aquí, sobre todo ante este fabuloso e histórico caudal de votos recibido en el Archipiélago gracias al látigo verbal de López Aguilar -es lo que hay y lo que ha hecho despertar a la gente, burlas periodísticas aparte-, a plantearse abiertamente una refundación de sí mismo para ampliar su horizonte y solidificar su gigantesco triunfo electoral de casi 400.000 votos, aún no digerido en toda su magnitud. Sería un paso clave que, a mi juicio, sólo se ha dado tímidamente en Gran Canaria. Precisamente donde más hundido estaba el PSOE en los años noventa y de donde ahora ha despertado para ser la primera fuerza del Archipiélago. De la crisis de los paracaidistas (aterrizaje electoral y orgánico de José Miguel Pérez y Arcadio Díaz Tejera en 2003) al liderazgo de Juan Fernando va un abismo que ha hecho crecer al socialismo canario decenas de miles votos en cinco años.

Pero el PSOE está anclado todavía en ese sucio juego que denuncia su secretario regional, como pata contemplativa y localmente activa del poder clientelar. Ya sea en La Gomera, en el sur de Tenerife, o en ese “pacto a la alemana” que suplican sus socios naturales del PP majorero. Que el viento fresco que trae el PSOE en Gran Canaria como un aliento de esperanza para muchos ciudadanos hastiados del caciquismo nacionalpopular no se haya trasladado a Tenerife en la misma medida es un síntoma claro: desde la sumisión autonómica prejuanfernandista a las politicas de ATI hasta casos sangrantes de endogamia áticosocialista bajo lupa judicial. Vamos, que para muchos tinerfeños ATI y PSOE son casi lo mismo en lo sustancial, de Adeje a El Rosario, del Puerto a Santa Cruz. De ahí que Miguel Zerolo sólo cargue contra el “estalinista pagado por el oro canarión” de Santiago Pérez...

Pero dos no convergen si uno no quiere. Es lógico que la reacción de NC, a través de Román Rodríguez, sea descartar cualquier planteamiento que se pueda traducir maliciosamente como la constatación de que es la muleta del PSOE en el nacionalismo institucional canario. Que lleva a NC camino de Euskadiko Ezquerra en el PSOE vasco o cosas peores para el pedigrí patriotero. Sin embargo, salvada esa crítica fácil de los adversarios de NC, la cuestión a debatir es qué quiere hacer NC en el futuro después de quedar demostrado su error de liarse con eso en descomposición que se llama CCN de Nacho, un partido del que entran y salen militantes rumbo al PP. Como Nacho mismo. En todo caso, restó votos a CC en Las Palmas, pero no sumó ni uno más. Todo lo contrario.

El mensaje que lanza ahora Román Rodríguez es abrir un nueve frente nacionalista de raíz insular sin ATI, con CC de Gran Canaria entregada sin disparar más tiros. En fin, ¿reediciones de aquel desastre de FNC con fonfines y padrones? Parece que las tácticas neocanarias siguen moviéndose en torno a eso que llaman nacionalismo, sin dar el salto que muchos de esos fieles a los que dice que no quiere fallar entienden: articular un proyecto de izquierda autóctono, de una vez por todas, sin esa sandez del “centro progresista” -¿en qué se diferencia del “centro reformista” de CC y Aznar en 1996?- para no incomodar demasiado, después de ver cómo se ha dilapidado históricamente el caudal de votos y expectativas que generaron, con todos sus errores y enemigos internos en sus respectivas etapas, UPC o Ican. O como el PP sigue ganando las elecciones generales en los territorios sagrados del Sureste neocanario, de Telde a Vecindario.

Sinceramente, lo tienen muy fácil psocialistas y neocanarios. Primero, aplíquense el cuento de Alfonso Guerra: “el centro no existe”. Y después, para converger en un plano “de iguales”, funden el Nuevo Partido Socialista de Canarias. En un plano de iguales con Ferraz, como los catalanes, hasta tiene las mismas siglas que PSC y NC: NPSC. Lo digo en serio: abran de verdad el melón tanto tiempo prohibido de una nueva izquierda canaria y atrévanse a probar ese jugo sugerente de construir Canarias desde el progreso social y sin ataduras rígidas con Madrid; abran de verdad ese melón de “la cuestión canaria en la izquierda estatal” históricamente postergado desde los tiempos de Franco; denle un buen bocado a ese melón, que debe provocar arcadas tanto entre quienes temen perder el prurito de patriotas de la Nación Canaria -ahora con Miguel Zerolo y sus calles franquistas como ideólogo principal- como entre los tardofalangistas y neoliberales que todavían anidan en la sucursal canaria de este PSOE, por fin enrojecido, por el puño y la rosa de José Luis Rodríguez Zapatero. Salud.