De Kabul a Guantánamo

Antes o después tendrán que irse de Afganistán con la decepción a cuestas. Siempre fue así. Los rusos combatieron allí durante diez años, entre 1979 y 1989. Murieron 10.000 soldados y los vivos regresaron a casa con 50.000 heridos. Los británicos intentaron dominar este país dos veces, en 1840 y 1842, con resultados similares. Federico Engels escribió lo siguiente sobre los afganos del siglo XIX, según cita Martin Granovsky: “Su odio indomable al poder y su amor a la independencia individual es lo único que les impide hacerse una nación poderosa”, pero esas características también hace que parezca un sueño imposible cualquier intento de conquistar Afganistán, ocuparlo durante mucho tiempo y someter a sus habitantes.Siempre podrá argumentarse que las diferencias tecnológicas entre los ejércitos extranjeros y la resistencia (talibán o no) es mucho mayor hoy que la existente en el siglo pasado con respecto a la ocupación rusa, pero la tendencia de los últimos meses vuelve a mostrar que aquella distancia abismal no impide el auge de la insurgencia. Hablar en estas condiciones de la reconstrucción de Afganistán sólo puede interpretarse como una ingenuidad o como un engaño premeditado para justificar el supuesto carácter humanitario de la intervención.También tendrán que desmantelar la prisión de Guantánamo. O dejarla como museo y paradigma esperpéntico de la candidatura estadounidense a campeón de los derechos humanos y la legalidad democrática. Más de 800 personas de 45 nacionalidades, muchos de ellos menores de edad, fueron recluidas allí y tratadas de forma inhumana por sus secuestradores. Quedan unos 400 retenidos sin causa. Y digo secuestradores porque a los presos reiteradamente maltratados, según reconoce ahora el FBI, jamás fueron acusaron de haber cometido delito alguno. Y si no los procesan, ¿en nombre de qué los mantienen recluidos, aislados y torturados durante años? Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, recordó que “ningún individuo puede quedar fuera de la ley y tampoco gobierno alguno puede situarse por encima de la ley”. Tres detenidos murieron en la base en junio de 2006. Los intentos frustrados de suicidio, innumerables. También hay desaparecidos, como el español Mustafá Setmarian, capturado durante 2005 en Pakistán. Las autoridades de este país reconocen que Setmarian está “bajo custodia” de sus verdugos, pero desconocen si se encuentra en Pakistán, en algún lugar secreto de Siria o en Guantánamo. Algunos gobiernos europeos solicitan el cierre de la prisión sin demasiada convicción, según denuncia Amnistía Internacional. Miles de personas se movilizan al cumplirse el quinto aniversario de su construcción. En Washington, Nueva York, Londres, Roma, Madrid, Tel Aviv, Tokio y en el entorno de la base naval. Amnistía entregó este jueves a un funcionario de la embajada de Estados Unidos en Madrid una “hoja de instrucciones para cerrar Guantánamo”, junto a unas 130.000 firmas de personas que lo solicitan. Que desmantelen de una vez ese monumento al salvajismo en tierras ajenas y, además, que dejen a los afganos en paz.

Rafael Morales