Ladran, luego Podemos
Los que nos hicimos eco de un montaje audiovisual en el que se veía a la ministra de Igualdad afirmar reiteradamente en forma de bucle que ella siempre respondería a las preguntas de los periodistas, después de su polémico silencio sobre los muertos en la valla de la rueda de prensa posterior del Consejo de Ministros, debemos pedirle disculpas por habernos creído lo que editan las supuestas televisiones serias.
Es mentira que Irene Montero no diera su versión sobre las muertes ocasionadas en la valla de Melilla cuando los subsaharianos trataron de traspasar la frontera marroquí para entrar en territorio europeo. Es más, dijo lo que se esperaba que dijera en la rueda de prensa de las tres ministras pero que no dijo porque la portavoz no la dejó.
Un antiguo directivo inmoral de Antena 3 fue el que difundió el montaje que luego este canal y algunos otros emitieron, dándolas como válidas sin haberlas contrastado suficientemente como era su obligación y marca solemnemente la deontología profesional.
Cuando uno ve esas imágenes por televisión no piensa en principio que están manipuladas sino que son auténticas porque uno cree ingenuamente que los bulos son una exclusividad de las redes sociales. En realidad es muy fácil manipular imágenes porque en la edición se puede cortar lo que no se quiere y añadir lo que se desea para mal informar al espectador.
Dicho esto, también hay que decir que la ministra de Igualdad no estuvo bien en la rueda de prensa del Consejo de Ministros posterior al suceso de Melilla. Los periodistas le preguntaron en varias ocasiones a ella específicamente en la sala de prensa y solo encontró la callada por respuesta.
La ministra portavoz, que tiene la misma categoría institucional que Montero, respondió a las preguntas que iban expresamente dirigidas a la titular de Igualdad sin que esta se quejara ni dijera absolutamente nada. Era la única ministra de Podemos de las tres que comparecieron pero se mostró cobarde al no contestar a las preguntas que le hacían.
No vale callarse en esa rueda de prensa y luego dar sus explicaciones al día siguiente cuando los periodistas la abordan en la calle o en los pasillos del Congreso. Irene Montero mostró poca personalidad o en su defecto sometimiento a la ministra portavoz del gobierno, la socialista Isabel Rodríguez.
Ya que el presidente del Gobierno de España no estuvo a la altura en sus primeras declaraciones tras el suceso, la representante de Podemos en el Ejecutivo tenía la obligación moral de enmendar la plana pero no lo hizo cuando se le pidió.
Es evidente que la carcundia en España no dejará de criminalizar a la gente de Podemos simplemente por pertenecer a este partido.
Continuando con Irene Montero, los políticos conservadores y ultras y sus medios afines se han dedicado a desarrollar una campaña contra ella y su entorno. El montaje (otro) se ha visto esta semana con el viaje a Nueva York de la ministra y otras políticas de su departamento. Cuatro de ellas cometieron el crimen de hacerse un autorretrato en Times Square y a renglón seguido numerosos carcamales hispánicos se han dedicado a descalificarlas al afirmar despectiva y machistamente que la ministra cruzó el charco “con unas amiguitas en viaje turístico”.
Meses antes Isabel Díaz Ayuso y su corte se hicieron un selfi similar en el mismo lugar de la Gran Manzana pero no fue criticado por los mismos que se escandalizan ahora. El propio presidente nacional del PP, el supuestamente moderado Núñez Feijóo, se rasgó las vestiduras y clamó al cielo, algo que no hizo cuando la presidenta de la Comunidad actuó de igual forma, con el agravante de que se llevó al viaje a los medios de comunicación afines para que la ensalzaran convenientemente.
A sus ruedas de prensa no acudió ningún periodista norteamericano y solo se vio arropada por Telemadrid y el panfleto de Eduardo Inda, entre otros pocos medios españoles, a los que previamente subvencionó para que el viaje les saliera gratis.
Curiosamente todo esto ocurre cuando la prensa ha revelado las reuniones mantenidas entre el ex comisario corrupto Villarejo y la entonces ministra de Defensa con Rajoy y secretaria general del PP, Dolores de Cospedal. Se ha descubierto lo que ya se intuía: que las cloacas del Estado y la policía patriótica del PP emplearon informes falsos para desacreditar a Podemos cuando era la tercera fuerza política nacional.
No hace falta desplazarse a Dinamarca para oler a podrido. En los cenáculos de Madrid también huele a coliflor, acelga y ajo de ultratumba.
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