Pero más allá de los números y de las cábalas, hay que mirar los resultados para darnos cuenta del papel que Gran Canaria ha jugado en esta cita electoral. Pero, ¿qué ha pasado?; ¿Por qué se ha producido este revolcón en el mapa político canario? Las elecciones se jugaron en Gran Canaria y fue Gran Canaria la que marcó el fracaso de unos y el triunfo de otros. Y eso nos pone de manifiesto, creo, algunos efectos interesantes a tener en cuenta.El primero es que Coalición Canaria debe darse cuenta que sin Gran Canaria está condenada, en el mejor de los casos, a sufrir para gobernar. CC se olvidó de Gran Canaria, ninguneó a sus ciudadanos y apostó por escenificar sin tapujos el dominio del sector de Tenerife profundo sobre el resto de la formación nacionalista. Gran Canaria vio, sufrió y, finalmente, castigó. Sólo gracias a los topes regionales, María del Mar Julios se sentará en Teobaldo Power, sufriendo, además, un humillante bolo en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y ganándose a pulso el papel de partido residual en el Cabildo de la isla. Coalición Canaria optó por ningunear a Gran Canaria y los grancanarios le han pasado factura.El segundo es que el pasado coalicionero de Román Rodríguez y su gente ha sido un lastre demasiado pesado para Nueva Canarias. Sólo la fuerza de los alcaldes del sureste han mantenido el tipo de un partido que no ha cuajado en la capital, plaza que se convirtió el domingo en decisiva para la articulación del mapa político de Canarias.En definitiva, Gran Canaria no perdona. Quizás estas palabras sean excesivas, pero está claro que el electorado grancanario ha interiorizado como un agravio la efectiva pérdida de papel dentro del Archipiélago a favor de Tenerife y ha castigado severamente al partido que gobierna en Canarias –que prácticamente desaparece en la isla-, a los antiguos socios de ATI pese a la pataleta de Nueva Canarias, y a los populares que han dejado el gobierno de las Islas en manos de los independientes tinerfeños en las últimas legislaturas.Llegados a este punto, es tentador hacer proyecciones de futuro en virtud a posibles pactos. A lo largo de la etapa democrática se ha puesto de manifiesto que la fortaleza del PP a nivel regional se cimenta, ineludiblemente, en resultados aceptables en Gran Canaria. Sin Gran Canaria el PP no es nada y el electorado grancanario es vital para una eventual recuperación de los niveles electorales por parte de los populares. ¿Arriesgará el PP su futuro en Gran Canaria dejando la presidencia en manos de ATI? ¿Hará el PP un análisis a medio y largo plazo? ¿Llegarán los populares a la conclusión de que Gran Canaria puede pasarles aún más factura en futuras citas electorales si la abandona en manos del Tenerife profundo?Ya lo dije antes. No pretendo más que hacer una reflexión en voz alta de lo que ha pasado en Canarias en las últimas horas desde la modestia de ser quien soy. Los grandes estrategas, los políticos en mayúsculas serán los que muevan ficha. A mí, sólo me queda esperar y opinar, que a eso, pese a ser quien soy, tengo derecho. (*) Licenciado en Ciencias Políticas y periodista José J. Jiménez (*)