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Nuestra lectura del 7-J
Estos resultados han dado ánimos a sectores del PP para augurar que se ha producido un cambio de ciclo político e incluso para empezar a reclamar elecciones generales anticipadas. Esta lectura es más un deseo que una realidad. En primer lugar, los comicios europeos son vistos por la ciudadanía con una cierta distancia y con poco impacto en su vida cotidiana, como demuestra la gran abstención, muy por encima de cuando los ciudadanos y las ciudadanas son convocados a las urnas para elecciones donde se dirime el Ejecutivo central o su gobierno autonómico. El comportamiento electoral es por tanto diferente al de unas elecciones generales aunque los candidatos se empeñaran a lo largo de la campaña en debatir sobre asuntos domésticos y hablar muy poco de Europa y sus problemas.
En segundo lugar, la diferencia de 3,7 puntos que le ha sacado el PP al PSOE parece demasiada ajustada y pequeña en los momentos más duros de la actual crisis económica y con 4 millones de parados, sobre todo cuando el PP planteó toda su campaña como un castigo al gobierno de Zapatero responsabilizándolo de ello. Parece más adecuado concluir que fue el PSOE quien perdió las elecciones más que el PP quien las haya ganado, pues una parte importante del electorado socialista se quedó en casa, dando un aviso de descontento a Zapatero, pero no quiso votar por el PP.
Lo que sí es cierto es que en clave interna del PP esta victoria consolida el liderazgo de Mariano Rajoy, ya apuntalado por el reciente éxito electoral en Galicia. Al tiempo que deja en el dique seco, al menos momentáneamente, a todos aquellos situados en la primera línea de la posible sucesión de quien, no lo olvidemos, ha sido derrotado en dos ocasiones por Zapatero.
Debilidad parlamentaria del PSOE
Por tanto, considero que se trata de una victoria insuficiente para visualizar un cambio de ciclo y menos para obligar al PSOE a la convocatoria de unas elecciones anticipadas. Tampoco los conservadores españoles parecen contar con apoyos suficientes para hacer triunfar una moción de censura, como quedó demostrado con los ánimos de CiU para que presentara dicha moción contra Zapatero, pero con el añadido por parte de Durán i Lleida de que ellos en ningún caso la apoyarían con sus votos.
Otra cosa es que los socialistas tengan grandes dificultades para articular una mayoría parlamentaria estable. Agudizadas por el desencuentro profundo con los nacionalistas vascos del PNV y los catalanes de CiU, desplazados del poder por los socialistas en sus respectivas comunidades pese a ser las formaciones más votadas; y que ello se pueda traducir en un auténtico calvario para sacar adelante votaciones en el Congreso y, especialmente, a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2010.
A nivel del conjunto de la Unión Europea, los resultados del PSOE pueden ser considerados moderadamente positivos, junto con los de los socialistas griegos, visto el rotundo fracaso de sus homólogos en el resto de los estados. El triunfo de la derecha en Europa es nítido, a lo que se suma el preocupante ascenso de formaciones de extrema derecha. A diferencia de lo sucedido en España, los ciudadanos no han castigado tanto a los gobiernos de derechas, como muestran las victorias de los partidos de Merkel, Berlusconi o Sarkozy.
Canarias
En Canarias hay que destacar también la baja participación en la jornada del 7-J, un 41% del censo electoral, cinco puntos por debajo de la media estatal, y más de veinte puntos inferior a la participación que se produjo en las últimas elecciones generales y en las autonómicas, donde la ciudadanía sigue entendiendo que se deciden los asuntos más relevantes para su vida.
El PP gana también en el Archipiélago, aunque hay que señalar que frente a su significativo aumento en Tenerife, no ocurre así en Gran Canaria, isla en la que, aún siendo la fuerza política más votada, pierde 1,2% respecto a sus resultados de 2004, mientras el PSOE sube 2,2 puntos. Por su parte ATI-CC resiste en el conjunto de Canarias, pero sufre un nuevo descalabro en Gran Canaria, con el 5,8% de los sufragios frente a los cerca de 20 puntos de media obtenido en el resto de los territorios insulares, lo que evidencia la tendencia a la desaparición de este grupo sin raíces en esta isla.
Como se sabe, Nueva Canarias no concurrió a las elecciones europeas, aunque sí pidió la participación activa y solicitó a sus seguidores “votar por aquellas candidaturas que se identifiquen con nuestra concepción progresista y solidaria de la Unión Europa y que defiendan el necesario estatuto diferenciado que Canarias debe mantener en la Unión”, como señalábamos en nuestro Manifiesto. No engañamos a nadie, como sí ha hecho ATI-CC, con listas en las que sólo tenían posibilidades de obtener escaños los aspirantes de CiU y del PNV (que ocupaban los tres primeros puestos) que, por cierto, desde que han sido elegidos han celebrado su éxito hablando de la defensa de sus respectivas comunidades en el Parlamento Europeo.
Finalmente, y tal como señalé anteriormente respecto a los datos estatales, estoy convencido de que los de las Islas no son extrapolables a unas elecciones autonómicas, las de 2011, para las que desde Nueva Canarias trabajamos intensamente con la seguridad de obtener un buen resultado y de contribuir de forma decidida al cambio político en Canarias.
(*) Román Rodríguez es presidente de Nueva Canarias
Román RodrÃguez *
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