Espacio de opinión de Canarias Ahora
Mis libros
Por eso hoy me quiero pasear contigo por mi biblioteca para celebrar juntos este Día del Libro. Aviso que no te voy a prestar ninguno. Miles de páginas que me sirvieron para conocer países que no pisé, para ganarme algunos besos, para entender mejor las islas que habito, para comprender lo que pasó y lo que ocurre. Me ayudaron tanto los libros que no acepto los pronósticos de los sepultureros. No me robarán jamás el placer de leer a la luz de una vela o bajo el brillo de la luna llena escuchando las olas del mar.
Con Alonso Quesada conocí mejor aquella Canarias inglesa en Las inquietudes del hall y Bannana Warehouse . Gracias a El Cacique de Luis Rodríguez Figueroa me acerqué a la Canarias que fue y a la política que todavía nos queda. Víctor Ramírez me ayudó con Nos dejaron el muerto a comprobar que tenemos habla propia, a ratificar que las palabras y los modos isleños no tienen que pedir permiso a los académicos de Madrid para convertirse en buena literatura. Los versos de Agustín Millares Sall, Pedro García Cabrera, Isabel Allende o Pedro Lezcano me mostraron que el tiempo no entierra las obras de los grandes, que en este país volcánico la poesía ganó la lucha a los barrotes de los inquisidores, como ocurrió en Chile con Neruda, en Uruguay con Mario Benedetti, en Argentina con Julio Cortázar, en España con Miguel Hernández o Lorca, en Nicaragua con Gioconda Belli y Tomás Borge?
En los libros también aprendí historia, economía, sociología, antropología?Sicología del hombre canario de Manuel Alemán, Desarrollo y subdesarrollo en la economía canaria de González Viéitez y Oscar Bergasa, Canarias hoy, Crónica para cuasi cuarentones y Entender Canarias de Pepe Alemán, Historia de la conquista de las 7 islas canarias de Abreu Galindo, Historia de Canarias de Viera y Clavijo. Historia de España de Pierre Vilar o de Tuñón de Lara...
Entendí mejor al animal humano gracias a El mono desnudo de Desmond Morris, a Nuestra especie de Marvin Harris, a El miedo a la libertad de Eric From, El extranjero de Albert Camus, Carta al padre de Franz Kafka, El cuchillo criollo de Ángel Sánchez. La historia se hizo literatura y viceversa con Memoria del Fuego y Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano y en La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa. El periodismo me pareció útil y África cercana con Ébano de R. Kapuscinski. Conquisté a alguna muchacha recitando los versos de Inventario de Benedetti, preparé el ambiente para robar algún beso después de leerle en alto el capítulo Tu boca de la original Rayuela de Cortázar, un escritor que también me ayudó a reir con sus cronopios. Aprendí de dudas, amores y casualidades gracias a Milan Kundera. Disfruté mi adolescencia con El principito, La conjura de los necios, Cartas a un joven poeta de Rilke, con Tagore...
El diario de Frida Kahlo, el Libro del desasosiego de Pessoa, Fragmentos de mi diario de Máximo Gorki, De Fuerteventura a París de Miguel de Unamuno, Confieso que he vivido de Neruda o Vivir para contarla de García Márquez me acercaron a las vidas de gente interesante. También podría hablar de los trucos de este sistema económico y político desvelados por Stiglitz en El malestar de la globalización, o por Naomi Klein en No logo o en Cómo nos venden la moto de Noam Chonsky y Ramonet . Pero cuánto más libros ojeo y hojeo más me doy cuenta de mi analfabetismo, de la cantidad de historias, memorias, versos, ensayos, relatos? que me quedan por leer. No sé si a ti te pasa lo mismo. Incluso tengo ganas de leer ya la novela que escribirá el año que viene Alexis Ravelo o de aprender sueco para poder leer la novela que acaba de escribir Sofía. Así que imagínate, querida lectora, querido lector, cuánta risa me dio escuchar ayer tarde por la radio la entrevista que le hacían a un sajorín del abismo, a un opositor a sepulturero de los libros?Te confieso que sólo dejaré a mis hijos un encargo, que ayuden a mis libros a vivir más años que los sepultureros.
Juan GarcÃa Luján
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