Espacio de opinión de Canarias Ahora
Linchamiento digital
Más allá de los hechos concretos, que tienen sus circunstancias puntuales en cada caso, ha sido muy llamativo el tratamiento informativo de estos sucesos. Así, por ejemplo, hemos visto cómo en el carrusel de noticias de aquellos días hubo muertos de primera y muertos de segunda según fuera su extracción social, así de duro, y cómo los medios informativos, sedientos de sangre pero sobre todo de lectores, se lanzaron a una orgía de alarmismo que pintaba a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria casi como Caracas, donde, por cierto, sólo en Nochevieja murieron 54 personas y 112 resultaron heridas.
Sin embargo, uno de los episodios más lamentables fue comprobar cómo en los comentarios de las ediciones digitales de los periódicos se montaron auténticos foros en los que los lectores llegaron a proponer todo tipo de barbaridades, que tenían como denominador común la respuesta violenta ante la muerte de uno de estos jóvenes. Es triste y penoso que alguien sugiera ir a apedrear a la gente al barrio de Lomo Los Frailes o que se señale con el dedo y se faciliten datos personales de una abogada defensora por, sencillamente, hacer su trabajo y cumplir con la Ley. Ambas cosas se hicieron públicas a través de estos foros.
Me parece a mí que no es muy responsable que los medios de comunicación permitan que se llame al delito en sus propias páginas, ya sean éstas reales o virtuales, con el agravante de que quienes lanzan la soflama se suelen esconder detrás de seudónimos y son, por tanto, personas anónimas. Quizás deberíamos reflexionar de manera serena sobre los límites del negocio y la noticia, en primer lugar, pero también sobre la raya que separa a la locura, la exaltación y el navajeo callejero y exaltado de lo que es la opinión, libre y necesaria en una democracia real.
Por cierto, en el cuarto comentario a la noticia del execrable asesinato de Iván Robaina en una de estas ediciones digitales, minutos después de conocerse la noticia, alguien colgó un comentario que decía algo así que la culpa de todo la tenían los gobiernos por permitir que “entrara de todo por los aeropuertos”. Me estremezco de solo pensar a qué excesos hubiéramos llegado si el asesino hubiera sido una persona de origen latinoamericano o africano. El linchamiento en la plaza pública es lo menos que se hubiera pedido.
http://pepenaranjo.blogspot.com
José Naranjo
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