Espacio de opinión de Canarias Ahora
Listas y listos
Sin embargo, somos como somos. El otro día un lector decía no entender que el plagio psocialista a Ciutadans, que sólo les daña a ellos, concitara más indignaciones, exigencias de explicaciones y dimisiones (todo acabado en ones como eso que están pensando, para añadir a la reiteración la cacofonía) que los escándalos, los latrocinios, las trampas urbanísticas, la especulación, las mentiras y los abusos de ese poder que aquí se escribe con jota.Cosas de la cultura política isleña, supongo. De la que forman parte reacciones como la de Juan Fernando López Aguilar, quien, me dicen, se ha metido en la campana de cristal en la que no se escucha el ruido de fuera y nada sale al exterior. La carrera profesional y política del ex ministro ha sido meteórica y tan cuajada de éxitos y sin contratiempos que dudan ahora de esté preparado, el hombre, para como nos las gastamos en esta tierra a la que tanto fastidia el triunfo de los coterráneos y ha de llevarse cuchillo al cinto.Me cuentan que flojea por ese lado el candidato psocialista frente a sus principales rivales, o sea, Paulino Rivero, que ya se comprometió a no meter a su señora en el Gobierno (algo es algo) y el macho Soria, mentiroso sólo presunto gracias al momento procesal y con una ristra de asuntos atrás que lo hacen digno candidato de la derechona productora de embutidos. Y sin ponerse colorado.El caso es que muchos de los que saben bien qué cabe esperar de los candidatos nacionalista y popular comienzan a dudar de que el psocialista posea el temple preciso para cambiar las cosas de manera razonable, no digo que de raíz; existe el infierno, no los milagros. Es cierto que sobre el papel no caben las comparaciones y que López Aguilar ofrece el mejor curriculum; va sobrado, o sea; pero malo si no demuestra el temple político necesario para sobrevivir por fuera de la endogamia universitaria.No da lo mismo Juana que la hermana, pero ha de ser el grueso del cuerpo electoral el que aprecie la diferencia; como con los detergentes. Allá cada cual, pero recuerden que a las listas electorales las llaman también planchas y bastantes planchazos nos hemos llevado ya.
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