Habrá un paréntesis en el seguimiento de los sucesos que han alterado la vida política de la Isla y de su capital y veremos cómo se presentan las cosas en la semana venidera. De momento y tal como comentaba en mi última columna –antes de la comparecencia de Paulino Rivero ante los periodistas- Miguel Zerolo ha quedado definitivamente descartado como candidato a la alcaldía santacrucera. Tampoco hacía falta seguir unos cursillos de augur para profetizarlo. La reacción de los medios de comunicación ante la noticia de que Garzón había encontrado indicios de posibles cohechos cometidos por el alcalde y el presidente de la Autoridad Portuaria ha sido tibia. Escojan el término que prefieran, porque también podría aplicarse el de prudente. Quien no ha mostrado esa prudencia ha sido el propio presidente de CC al sugerir que podríamos estar frente a una instrumentalización de la justicia con fines electoralistas por parte de López Aguilar, aspirante a la presidencia de este Comunidad. Si somos sinceros, conviene aclarar que las sospechas de Paulino son compartidas por bastantes ciudadanos de a pie y por algunos analistas de diverso prestigio. Pero, una cosa es lo que diga un parroquiano en la barra de un bar o un tertuliano en una emisora local y otra, muy distinta, es que la duda sobre el funcionamiento del Estado de derecho en este país la siembre el máximo responsable de un partido con voz, además, en el Parlamento de la nación. No es una acusación la que ha lanzado Rivero, pero es una especie de malévola interrogante de enorme trascendencia. Durante el puente, el macropuente, no se va a hablar de otra cosa por esas playas y restaurantes costeros abarrotadas de gentío. Y las opiniones son, desde ya, desde el momento mismo en que se propagó la noticia, variopintas y contrapuestas. Hay quien defiende a machamartillo la honradez y trayectoria de Zerolo y de Trenor y hay quien lanza un grito de júbilo porque la Justicia empieza a barrer en esta Isla donde se presumía que no iban a aparecer casos de corrupción política jamás. Uno, aunque ha leído el contenido de las actas en que se basó Garzón para redactar su auto (la información de El País al respecto, en su edición de ayer, era elocuente) y cree que los mentados indicios son más que dignos de tomar en cuenta, está, si quieren que les diga, a verlas venir. Porque es lo sensato y porque siempre he creído en el derecho constitucional a la presunción de inocencia. Pero, el follón está armado. Y cuando pase el macropuente habrá que retomar el asunto e insistir en él. Mientras, si ustedes son de los afortunados que pueden puentear, que lo se pasen lo mejor posible, oigan. Que no todo el mundo podrá descansar y dormir tan a pierna suelta como la gente del común durante estas fechas. José H. Chela