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De cómo el Marqués reconquistó Erbania

Juan García Luján / Juan García Luján

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Pero pasaban los años y el Marqués fue cayendo en desgracia. Otra mujer llamada Águeda Montelongo pretendía conquistar el reinado sobre las fuerzas populares de Erbania que seguían en manos del Marqués. Comenzó una nueva guerra en la isla arenosa. Águeda fue ganando fuerzas. Los hombres y mujeres que la seguian comenzaron a rebelarse contra el Marqués. Hubo una reunión en la isla que los aborígenes llamaban Tamarán. El Gobernador Soria prometió a Águeda entregarle el reinado de Erbania, pero debía esperar a que pasara la fecha del 9 de marzo del año 8 del siglo XXI. En ese día iba a ser coronado como nuevo Virrey del gobierno de la Metrópolis Mariano Primero de Galicia.

Pero llegó la fecha esperada por Águeda y sus huestes, y Mariano no pudo acceder al Virreinato. El Marqués de la Oliva se sintió fuerte y decidió atacar a las huestes de Águeda. Para el Marqués Águeda era una descendiente de Tamonante, según Torriani la pitonisaTamonante “regía las cosas de la justicia y decidiá las controversias y las disensiones que ocurría entre los duques y los principales de la isla”. El Marqués ordenó retirar la confianza a varios seguidores de Águeda. Las huestes de la descendiente de Tamonante que gobernaban las fuerzas populares de La Oliva, Antigua y Puerto Cabras se sintieron agraviadas y miraron al gran Gobernador José Manuel Soria, y le recordaron su promesa de apoyarlos para derrocar al Marqués. Pero el Gobernador José Manuel Soria hizo lo mismo que el Mencey Paulino I la noche del 9 de marzo: cerró los ojos y se inventó un discurso ajeno a la realidad. Así fue como el Marqués se sintió fuerte para desprenderse de Águeda, y continuar su camino para reconquistar la Oliva. La siguiente víctima del Marqués sería Claudina . Gracias a la traición del gobernador Soria el Marqués se convirtió Ave Fénix que renacía de las cenizas, y se dispuso a aliarse con el ejército rojo para ejecutar a Claudina y volver a conquistar el Señorío de la Oliva. En lo alto de las dunas alguien leía las crónicas de Abreu Galindo que contaban que “Había en esta isla dos mujeres que hablaban con el demonio: la una se decía Tibiabín, y la otra Tamonante”. El marqués oyó la crónica y reescribió la historia: Agueda y Claudina eran descendientes de Tibiabín y Tamonante, por tanto había que ejecutarlas. La traición del Gobernador José Manuel Soria fue necesaria para lograr los objetivos del Marqués, devolver a Erbania a la época de las culturas pastoriles en las que el mando lo lograban los que mejor realizaban las prácticas de razzias depredadoras y dominaban mejor que nadie el robo de los ganados ajenos.

Juan García Luján

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