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Marruecos, ''con el Derecho Internacional en la mano''

José A. Alemán / José A. Alemán

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Como comprenderán, no voy a estarme callado y aclaro, de entrada, que la infamia no la cometen conmigo, que uno está ya acostumbrado a estas cosas, sino con las familias de las víctimas al remover y manipular su dolor para que vean en la monarquía alauita la buena de la película. Al ser replicantes anónimos, no puedo decirles si pecan de ignorantes o si les mueve la mala fe o algún interés.

Nunca he ocultado mis simpatías por los saharauis. Considero justo lo que defienden y vista la tradicional hostilidad de Marruecos en lo que nos concierne directamente, no quiero ni pensar la que nos espera si consigue “rodear” por completo al archipiélago. Ni lo que ocurriría si, de acuerdo con su “protocolo” habitual de trato a España, pone Rabat a Madrid en el trance de optar entre la seguridad en el sur peninsular y Canarias. No olvidemos que estamos en la zona de influencia económica marroquí y que lo estaremos más si Marruecos se consolida ahí enfrente y obtiene la soberanía del territorio. Para pensárselo.

Sin embargo, a pesar de mis simpatías polisarias no descarté la posibilidad de que, en efecto, fueran ellos los causantes de las muertes. Sólo dije que la misma falta de datos y de hechos terminantes para afirmar o negar de manera taxativa la responsabilidad polisaria, permite sospechar que fueran marroquíes los autores. Que es donde duele a los replicantes.

Yo me inclino por la segunda opinión al tener Marruecos el control efectivo de la zona y los recursos militares necesarios; además de una considerable falta de escrúpulos para ejecutar operaciones que debiliten el apoyo canario a la causa saharaui. Esta es, insisto, una opinión, pero convendrán que no es lógico que los saharauis se arriesgaran a echarse en contra a la población canaria, que les aporta considerable apoyo logístico, dando muerte a isleños, con frecuencia simpatizantes suyos.

Ocultan los replicantes, como digo, a la parte marroquí a pesar de su papel central. Nada dicen nada de los avisos acerca del peligro real de ir a pescar en zona de guerra. Hay que pensar que si aún así continuaron yendo allá los barcos, se debió a las garantías de seguridad dadas por los propios marroquíes a los armadores. Poco les importaba porque, total, de producirse incidentes y muertes (o de provocarlos, no se olviden), no tenían sino que culpar a los polisarios. Convendría reparar en que los incidentes se recrudecieron tras abandonar Mauritania el sur del territorio que le fuera asignado en los acuerdos de Madrid y ocuparlo Marruecos sin más, sin tomar en consideración los tales acuerdos de los que algo apuntaré enseguida.

Los replicantes, al tratar de “invisibilizar” a Marruecos juegan, como tantos otros, con la desmemoria. No viene mal, pues, algún recordatorio. Primero fue la “marcha verde” de noviembre de 1975, durante la agonía de Franco. Siguieron los citados acuerdos de Madrid y la arriada de la última bandera española en El Aaiún, en febrero de 1976, con la que se inició la sangrienta ocupación marroquí. Los civiles saharauis que huían a Argelia fueron ametrallados y bombardeados sobre la marcha con napalm y fósforo blanco. La intención genocida quedó en evidencia.

El Polisario, establecido en Tinduf, se mantuvo sobre las armas hasta 1991 en que, bajo los auspicios de la ONU, se firmó el alto el fuego con el compromiso de celebrar el referéndum, ése que Marruecos impide y que olvidan los replicantes.

En hablando del referéndum, uno de los replicantes reprochó mi desconocimiento “de las reglas básicas del Derecho Internacional” al afirmar que es asunto de los saharauis optar por integrarse en Marruecos o formar un Estado independiente. Según el espontáneo iusinternacionalista, eso compete a la Comunidad Internacional, con mayúsculas mayestáticas, para rematar que ésta “no puede ser objeto de ningún chantaje”, qué va.

Ignora que desde los 14 puntos del presidente Woodrow Wilson, el derecho de autodeterminación de los pueblos es una de esas normas básicas, precisamente. No entraré en la ya inútil discusión de si el primero en formularlo fue Wilson o si lo proclamó antes la revolución soviética; sí diré que el referéndum sahariano busca hacer efectivo el ejercicio del derecho de autodeterminación de los saharauis y que decidan ellos si quieren ser marroquíes o independientes. Bájate de áhi, pues.

El iusinternacionalista de ocasión dice hablar “con el Derecho Internacional en la mano”. Sin especificar qué mano y si no será un miembro menos noble. Quizá no fuera a clase el día que explicaron la autodeterminación. En cuanto al chantaje a la Comunidad Internacional, imagino, por el sesgo de su intervención, que se referirá a Aminatu Haidar y no a los disparaderos en que la ha puesto Marruecos en varias ocasiones. Acusar de chantaje a quien se juega la vida por la causa de su pueblo es miserable, qué voy a decirles, aun en quienes no están de acuerdo con el procedimiento.

Debo recordar también al iusinternacionalista que la ONU es la institucionalización de la comunidad internacional, con minúsculas; que la ONU misma declaró ilegales los acuerdos de Madrid; y que sus servicios jurídicos dictaminaron, hace seis o siete años, que esos acuerdos no le dieron la soberanía sobre el Sahara que Marruecos ejerce sin piedad. Es lo que hay con el Derecho Internacional en la mano. Gracias por proporcionarme la “percha” para abordar estos extremos.

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