Sánchez justifica su apoyo a Santana hablando, cómo no, de que quiere lo mejor para los teldenses (¡agüita!) y apela a su derecho a la presunción de inocencia para seguir en la corporación y utilizar su voto de manera determinante.La presunción de inocencia la tienen, faltaría más, tanto Candelaria Sánchez como su compañera Antonia Torres y demás imputados. Pero siguen sin enterarse de que esa presunción rige exclusivamente en lo penal; que se refiere al derecho de cualquier imputado a no ser considerado culpable hasta que no lo decida el juez.Insistiré, cuántas veces ya, en que el problema no es jurídico-penal sino estrictamente político: estas dos señoras están en el epicentro de un escándalo que ha dañado ya y para mucho tiempo a la corporación teldense, a la imagen de la ciudad y a los intereses de los administrados, al margen de que resulten ser por último inocentes. La política es así de cruel porque el bien a proteger es la tranquilidad social y el normal funcionamiento institucional que los imputados perturban por el hecho de serlo. Empeñarse en permanecer e influir con su voto es indecente.Dicho de otra manera: tanto Torres como Sánchez, aún en el caso de que sean penalmente inocentes, están involucradas en una situación que daña a sus convecinos y deberían quitarse de en medio y no hacer pesar sus votos con la mayor desvergüenza para que sea alcalde Santana, a quien le hacen de paso flaco favor.No me va ni me viene que sea alcalde Santana. No lo conozco y hasta podría ocurrir que ambas dos amazonas del municipalismo no le hayan condicionado su voto favorable. Puede alegar que nada han pedido a cambio las concejalas con tanta legitimidad como la que asiste a otros ciudadanos para maliciarse contrapartidas de algún tipo. No es descartable. Santana, mal aconsejado por el PP soriano que quema a la gente, quedará así bajo sospecha y las dudas no contribuirán, precisamente, a restaurar la confianza ciudadana y la solvencia de la corporación, que es el objetivo necesario en este momento. Vuelvo a repetir que Torres y Sánchez tienen derecho en lo penal, por supuesto, a la presunción de inocencia, pero en lo político carecen de alguno éticamente fundado para continuar decidiendo nada con sus votos. Y esto porque el bien a proteger no son ellas y su integridad, sino, insisto, el interés de los ciudadanos, su tranquilidad y la urgencia de que la ciudad y el ayuntamiento recuperen el prestigio perdido. Si Santana quiere ser alcalde, que no cargue con semejante tara de origen.