La memoria

Creímos que si se analizaba desde todos los ángulos la vergüenza de nuestra historia pasada, la humanidad sabría prepararse para no repetir lo que nunca debía haberse producido. Creímos que la lucha por cumplir objetivamente con el sentido cierto de cada término primorosamente diseccionado nos conduciría a una sociedad más justa, más equilibrada, más respetuosa y más sana. Creímos que tras exponernos a atentados con cientos de muertos y saber que la mentira que abonó cada enterramiento buscaba un abyecto beneficio, la ciudadanía no iba a admitir nuevas manipulaciones interesadas.

Creímos que la pandemia nos pondría ante el espejo de nuestra insignificancia y apostaríamos por una mejora al servicio de la ciencia desinteresada. Creímos que la facilidad en acceder a la información y la difusión instantánea de los acontecimientos en imágenes precisas no iban a permitir que la baraja de la vida volviera a hacernos trampas.

Pues no. Hace 20 años que se malograron muchas posibilidades de vidas, que se mancillaron muchos principios deontológicos, que se defenestraron muchos ideales.

Y ahí seguimos, contaminando la verdad, manoseando la justicia, haciendo caja con el dolor del prójimo, persiguiendo al mensajero, recriminando al inocente, aupando a los rastreros.

Ahí seguimos en este dolor de mundo como si nadie tuviera memoria de nada.