México, a un año del fraude electoral

Por su parte, López Obrador reunió a más de cien mil partidarios (y no sólo para recordar el fraude) en la plaza del Zócalo, donde repasó la situación del país y llamó a extender la organización de la oposición a todos los rincones de México, vinculando este desarrollo al de las luchas sociales. Y hace bien en sumarse a una perspectiva que a veces obtiene frutos como sucedió con las movilizaciones de Oaxaca, que finalmente beneficiaron a más de un millón de maestros. Nuevas batallas se avecinan, entre ellas la entrada en vigor de la libre importación de maíz y frijol, al calor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Más empobrecimiento para la mayoría. “Sin maíz no hay país”, aseguró López Obrador en el corazón de la capital. La caída de los niveles de vida se precipita. “No aceptamos -dijo el orador- que por el abandono a las actividades productivas y al campo, México se haya convertido en el país que más mano de obra exporta al extranjero”. Según cifras oficiales, cada año 600.000 mexicanos se exilian por necesidad en Estados Unidos, se ven obligados a cruzar la frontera, a pesar del muro grosero y de todos los sistemas de vigilancia, para encontrar algo que alivie su pobreza. Además, Felipe Calderón prepara una reforma fiscal regresiva, así como modificaciones constitucionales que le permitan la privatización de la energía eléctrica y del petróleo. Estos ataques económicos y sociales explican las razones que tuvieron Estados Unidos, los multimillonarios mexicanos y los inversionistas europeos para imponer a Felipe Calderón en la presidencia contra viento, marea y la voluntad democrática de la mayoría.Tras rechazar los planes del Fondo Monetario Internacional (FMI) para México, López Obrador tuvo un recuerdo para el español Rodrigo Rato, jefe del FMI hasta ayer. Criticó con dureza el júbilo de Rato y las felicitaciones que envió a Calderón por una reforma de ley que perjudica “a dos millones y medio de trabajadores al servicio del Estado, incluidos todos los maestros, que deberán pagar más por el derecho a la pensión, trabajarán más tiempo para jubilarse y, al final de toda una vida de trabajo, sólo recibirán la mitad de su salario”. Mientras, la especulación financiera se adueña del país. Capitalistas nacionales y extranjeros esperan como buitres nuevas privatizaciones neoliberales (a la sombra de la corrupción oficial) con resultados bien conocidos en América Latina. La respuesta popular a sus desmanes pudo concretarse, entre otros acontecimientos, en las victorias electorales de Evo Morales, Hugo Chávez o Rafael Correa. Imaginar que los planes del FMI pasarán en México sin resistencias y sin consecuencias políticas es suponer demasiado.

Rafael Morales