Espacio de opinión de Canarias Ahora
A mirar para otro lado por Cristina del Río Fresen
En este estado de cosas, y a pesar de tener un culpable claro desde el primer momento, se han buscado más causas, dejando al culpable convertido simplemente en detonador, para ir a la raíz del problema y evitar que vuelva a producirse una catástrofe similar. Por ello cabe hablar de la necesidad de saber definitivamente qué hacer con la pinocha (que se ha convertido en un debate en sí mismo), evaluar si deben hacerse test psicológicos al personal que cuida los montes, si debemos contar con más medios para luchar contra el fuego y cómo deben organizarse, si la participación ciudadana puede ser más útil en casos de emergencia o si por el contrario hubiéramos tenido que lamentar víctimas ante un viento impredecible. En fin, muchas causas, muchos remedios y sobre todo, opiniones para todos los gustos. Y a éstas últimas me remito, porque entre las causas mencionadas hay una espectacular, casi sorprendente, que he encontrado en varios artículos de opinión. Se trata de la causa maestra, la misma de siempre, la que hagamos lo que hagamos está detrás para explicar todos nuestros males. Señoras y señores, les presento al culpable único y definitivo de todo: el turismo. Nuestro gran enemigo. Al menos esto es lo que argumentan con rotundidad algunos ciudadanos en sus artículos de opinión a los que felicito por su esfuerzo imaginativo y disculpo porque el sentimiento a veces nubla la razón. Una ciudadana incluso ha descubierto que “ya no encuentra aguacates con sabor a almendras” por culpa del turismo. Pero no sólo hemos perdido el monte y los aguacates (así como la ganadería la pesca, etc ), también “la costa se ha destruido por culpa del turismo”, por lo que entiendo que la carretera del Norte y su litoral deben ser entonces un modelo de preservación del entorno con Sardina del Norte de referente, al igual que Melenara y Salinetas, por no hablar de otros enclaves caracterizados por lo bien que están las construcciones al borde del mar o dentro de la playa como en la Garita. Quien lo oiga pensará que los turistas traen bloques en vez de maletas y que se pasan los quince días fabricando. Es más, aseguran que “se ha invertido en el turismo lo que se debería haber invertido en la conservación de los montes”. Si hacen falta fondos para cuidar el monte, les aconsejo buscar en otras carteras, en banderas y en ballets, porque si un sector ha quedado olvidado todos estos años es precisamente el turismo, y como mucho les va dar para comprar un par de mangueras. Pero aún se puede ir más allá, también hay quienes aluden a que se ha descuidado el monte por la falta de mano de obra en el sector primario, que se ha ido a trabajar al Sur a servir copas para mejorar su calidad de vida (algo a lo que todos tenemos derecho, creo yo). Lo cierto es que aplicando su razonamiento toda esta gente debería haber seguido trabajando en el campo, a ser posible en la zafra, malpagados, viviendo en chabolas y tragando pesticidas hasta desarrollar un cáncer. Eso hubiera evitado que ardiera el monte esta semana. En otras circunstancias pediría rigor y un poco de vergüenza al atacar a un sector que además ha sido el primero en reaccionar y mostrar su apoyo a los damnificados. Hoy considero que el tema es lo bastante serio como para dejar de demonizar al turismo de una vez por todas, pues además de mostrar una evidente ignorancia respecto al sector y lo que éste aporta realmente a la isla, se van a equivocar de causante y el drama volverá a producirse. Así que “si pierdes, no pierdas la lección” y dejen de mirar para otro lado buscando siempre en el turismo la causa de todos nuestros males.
Cristina del Río Fresen
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