Espacio de opinión de Canarias Ahora
Sin él ya no será lo mismo
Sin embargo, he preferido poner cierta distancia entre la noticia del fallecimiento del actor, escritor, director y referente indiscutible del género fantástico español, Paul Naschy y la redacción de esta columna.
Y no lo he hecho por la tristeza que me embargó al pensar que no nos volveríamos a cruzar por los pasillos del auditorio de la ciudad de Sitges, o por cualquiera de sus calles, tal y como venía sucediendo los últimos 23 años. La verdadera razón ha estado motivada por una razón bien distinta, la cual tiene que ver con mi ganas por empezar a soltar improperios? ¿Contra quién?, se preguntarán. Pues contra los indocumentados que llegan los últimos a un lugar y pretenden saber más que nadie. Los indocumentados que se ponen a criticar, cual cotorra ?que me perdonen las cotorras- de programa del corazón, esperando que los demás les aplaudamos y les tiremos cacahuetes, como a los monos en el zoo. Los indocumentados que no muestran ningún respeto por el trabajo ajeno y se califican de “expertos” en la materia cuando en realidad son unos ignorantes que mejor mantuvieran su boca cerrada.
Esos mismos indocumentados son quienes siempre, rara es la excepción, solían calificar a Paul Naschy como un mediocre, un fantasma con delirios de grandeza a pesar de ser un pobre hombre. Ya se sabe que cada cual puede tener una opinión al igual que se tiene un parte del cuerpo sobre la que se sienta uno. Otra cosa muy distinta es olvidar, de un plumazo y de una forma tan torticera, el legado de Paul Naschy a un género el cual los mencionados indocumentados dicen defender.
No pretendo olvidarme de las carencias de Naschy como actor, algo que él mismo tenía muy claro, ya que sería de ignorantes hacerlo. Precisamente por ello, Naschy trató de buscar un género en el que pudiera sacar el mayor partido a sus cualidades físicas e interpretativas, las cuales se fueron desarrollando con el paso de los años y para mejor. Además, su pasión por el fantástico y sus conocimientos del cine de la Universal, los monstruos clásicos y el cambio que supuso la llegada de la productora británica Hammer, demostraron ser capitales para el devenir de su carrera artística.
La virtud de Naschy fue reinterpretar los viejos mitos y añadirles elementos nuevos, muchos de los cuales lograron cristalizar en personajes que han perdurado décadas. Sin duda alguna, el atormentado licántropo Valdemar Daninsky es la mejor prueba de la capacidad del actor por transformar y reinventar un mito clásico como el del hombre lobo. No es de extrañar que su Valdemar sea el personaje que más veces llegó a interpretar en la gran pantalla y por el que mayores reconocimientos cosechó el actor, dentro y, sobre todo, fuera de su país.
No obstante, tampoco pretendo hacer un recorrido por su carrera, ya han sido mucho los que se han ocupado de ese apartado. Mi intención es recordar mis primeros pasos como seguidor de Naschy, coincidiendo con mis primeras visitas a Sitges, durante los años ochenta. En aquellos momentos ya conocía algunos trabajos del actor, pero fue en el festival de Sitges, sentado en el Cinema Retiro o en la pequeña sala Brigadoon, justo al lado del cine, cuando descubrí de lo que era capaz Paul Naschy. A partir de entonces traté de encontrar las pocas películas que, por aquel entonces se podían encontrar del actor en VHS, pocas debo decir, ya que aún hoy existen mejores ediciones en DVD en los Estados Unidos y Japón que en España.
La realidad era que, cada año, tenía que esperar el momento en el que regresaba al festival de Sitges para descubrir una faceta nueva del actor y cada año disfrutaba más con su trabajo. Lo curioso del caso es que la primera conversación larga que mantuve con el actor -me lo habían presentado en Sitges, pero fueron apenas unos minutos- fue en el Salón del Cómic de Madrid, del año 1999, con motivo de la presentación de un libro sobre su persona, de la mano de la editorial Alberto Santos Editor. Después, se convirtió en una especie de tradición saludarle durante el festival de Sitges y hablar unos momentos con él. Las dos últimas veces que coincidimos, con tiempo para hablar, fue durante el Salón del cómic de Barcelona, con motivo de la presentación del cómic El retorno del hombre lobo. Valdemar Daninsky, y en la pasada edición del festival de Sitges.
Mientras escribo este artículo tengo delante mía una edición de dicho cómic, firmado por el dibujante Javier Trujillo y por el propio Naschy, el cual logré obtener cuando se presentó por primera vez, el doce de octubre del 2007, en pleno festival de Cine Fantástico de Sitges.
Aquella tarde, la sala Brigadoon estaba llena hasta los topes para poder ver a quien se había convertido en una de las presencias más importantes y reconocidas del festival.
Hoy el fantástico goza de buena salud, a pesar de que a muchos les moleste, y no solamente en cuanto a películas llegadas de otras partes del mundo sino por parte de la industria española. El mérito es de las nuevas generaciones que no se han resignado a ver lo que venía de afuera y se han empeñado en contarnos historias rodadas por personas de nuestro país.
Sin embargo, gracias al trabajo de Naschy, y de otros personajes como el director Jesús Franco, la llama del género fantástico, la llama del buen cine de terror se mantuvo encendida durante las oscuras décadas en las que el fantástico era el “hermano pobre y huérfano” del séptimo arte.
En el año 2008 uno de los organizadores del festival de Sitges me dijo que Paul Naschy se había convertido en una suerte de padre “adoptivo” para todos aquellos que llevamos varias décadas asistiendo al encuentro de cine catalán. Y yo no pude estar más de acuerdo.
Sin él, las cosas ya no serán, ni mucho menos igual, por mucho que determinadas personas no lo entiendan así y los indocumentados antes comentados continúen largando sandeces a poco que abran la boca.
Por lo menos, al comienzo de este año 2010, nos quedará la oportunidad de ver su último trabajo La herencia Valdemar, película dirigida por José Luis Alemán, así como escuchar su voz en O Apóstolo, película de animación, escrita y dirigida por Fernando Cortizo y que llegará a las pantallas españolas durante el mes de julio del presente año.
Gracias, Paul Naschy, por recordarnos con tu trabajo la importancia de luchar por aquello en lo que se cree y no dejarnos vencer por la crítica ignorante y la falta de coherencia.
Y gracias por lograr que el cine de género no muriera sepultado debajo de la insensatez que parece ser una constante dentro de la mentalidad de nuestro país. Muchos te echaremos de menos durante la próxima edición de festival de Sitges. Sin ti ya no será lo mismo.
Eduardo Serradilla Sanchis
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