Espacio de opinión de Canarias Ahora
Misoginias, paranoias y homofobias
La paranoia es la enfermedad social del siglo XXI ¿como negarlo? ¿Quien mató de verdad a Kennedy? ¿Bush derribó las torres gemelas para invadir Irak? ¿No fue la guerra fría una paranoia estatal entre las dos grandes potencias? Un tercio de los votantes del PP creen que el 11-M lo provocó de alguna manera ETA (lo cual desvela que dos tercios de sus simpatizantes no se lo han tragado, y estarán la mar de contentos con las estrategias mediáticas de su dirección nacional). Pero a pesar de eso, también se suele decir que una cierta dosis de paranoia es muy recomendable. Bentall lo describe en Inglaterra con la siguiente frase popular: “Sólo porque yo sea paranoico, no quiere decir que la gente no esté intentando hacerme daño”. Y es verdad que la gente paranoica muy a menudo ha vivido experiencias como víctimas.
También en política ha surgido ahora la paranoia de la misoginia: los hombres me odian, no me comprenden ni me quieren, me persiguen, me desean marginar, van a eliminarme... Con 69 mujeres muertas en España en 2007 por violencia de género es una paranoia lógica. Pero de ahí a pensar que Jerónimo Saavedra persigue a las mujeres para amordazarlas, minimizarlas o excluirlas, creo que media el abismo que separa la cautela de la paranoia. Si el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria ha tenido apoyo popular ha sido precisamente entre el estamento femenino (y basta recordar la composición de su equipo de concejalas o los alientos que recibió desde la sociedad civil, desde Sonsoles Artigas cuando pidió el voto para él con su bella perfomance fotográfica, hasta sus elogios a la pintora Lola Massieu ?triste y lamentable pérdida- o sus primeros reconocimientos como alcalde a seis mujeres, Hijas Predilectas de la Ciudad: la artista Herminia Naranjo, las profesoras Mercedes Miranda y Ana Rosa Corrales, la activista Carmen Tacoronte, la periodista Beatriz Cuarental y la actriz Antonia San Juan. Por no hablar de Engracia Sosa, la veterana militante socialista a cuyo homenaje acudió raudo nada más llegar al cargo. ¿Saavedra misógino? Si no fuera una paranoia más, diría que la supuesta denuncia esconde homofobia, y de eso podría hablar largo y tendido el primer edil. Pero no lo hace. ¿Por qué? Sencillamente porque no es un paranoico, enfermedad que también afecta a las mujeres, nadie está libre de ella. ¿Y si me llaman misógino por ello? Escribiría otra biografía de Colombine, la primera periodista, y así expiaré mis culpas ante la Santa Madre Iglesia Laica que, no es casualidad, se escribe en femenino singular. Federico Utrera
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