Espacio de opinión de Canarias Ahora
De cuando los nórdicos eran canarios
Más vale no hablar ni escribir acerca de los rectores del turismo pues son comidilla de titulares en los medios de comunicación social día si y otro también y si no es Rita es Martín.
Ofrezcamos lo que tenemos pero con cordura, no vendamos perros calientes si los nuestros son los bardinos; respetemos y exhibamos nuestro acervo cultural, no intentemos darle al turista de lo que ya le sobra en su casa.
Dinero hay, tanto como miedo e islas únicas por tantas características de alabanza en Europa, las nuestras.
Hablemos del Sur y no hay otro que el que introduce la bellísima canción dedicada por Néstor Álamo a Maspalomas, aquella que está allá abajo en Gran Canaria.
A pie de calle aprecio lo que me disgusta.
-Explotación turística cuyo significado está en el propio vocablo
-Entrenamientos en morder bolsillos de turistas.
-Operadores sin escrúpulos, henchidos de pescar salmones, glorificados por cantamañanas constructores de nichos, depredadores de tierras.
-Ilustres magos que dejan morir una zona (San Agustín-Playa del Inglés-Maspalomas) para chuparle sangre y transfundirla a otra (Meloneras, llena de melones y sin arena)
-Consorcios que al igual que las comisiones se crean para que no funcionen.
Las soluciones vienen dadas si hacemos exámenes serios.
La desidia y la escasa capacidad de reinvertir el dinero en el turismo que ha llenado los bolsillos de pequeños, medianos y grandes inversores brillan en el firmamento del nihilismo.
La mayoría, pequeños inversionistas, ha puesto pies en polvorosa y salen a escape de la quema con su dinero bien guardado para reinvertirlo en cálidos asentamientos que no tengan riesgos, v. g., la seguridad del interés que generan las libretas de ahorro.
Los grandes a crear medios para el turismo en otro lugar, con el mismo sol y diferente playa, sin posible competencia.
Dinero al banco y cajas o al calcetín. Rizamos el rizo. Engordemos el sistema bancario hasta que se infarte de tanta grasa y de nuevo a la unidad de cuidados intensivos estatales, al menor descuido avariento.
Los inversionistas de pa'lla se frotan las manos comprando complejos enteros para un turismo de modelo residencial con las ventajas de una Europa única: hace mucho frío en el norte del continente y aquí vivimos con nuestras playas acunadas por el sol.
Con el nivel de renta que tienen los vecinos del polo norte, petróleo y gas, ¿nos pensaríamos dos veces invertir para uso y disfrute propio y alquilarlos el resto del año? No es para pensarlo, es para actuar. Los nórdicos haciendo de canarios y los políticos canarios, administradores de la cosa pública, de decadentes romanos azotes de zetapés.
Me parece, cosas mías, que el turismo se aproxima al modelo residencial de temporadas, al menos en las zonas del confuso consorcio. Para pasar una semana en el sur de Gran Canaria los operadores y turistas prefieren hoteles ¡ penita de apartamentos!
Y la socarronería me invita a pensar si realmente cuanto ocurre en el Sur de Gran Canaria no es ni casual ni anecdótico ¿y si estuviere o estuviese estratégicamente diseñado? ¡ Qué cosas se me ocurren Dios mío!
Carlos Juma
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