La revista estadounidense Foreign Policy elabora cada año un llamado Índice sobre el terrorismo. Consiste en preguntar sobre este asunto a más de cien expertos, incluyendo a personas de alto nivel del Gobierno, militares y funcionarios de inteligencia, tanto demócratas como republicanos, académicos, profesores y otros. Los resultados de la encuesta son contundentes. El 92% opinó que “la guerra en Irak afecta negativamente la seguridad estadounidense”. Casi todas las políticas exteriores de Condoleezza Rice fueron criticadas, seis de cada diez piensan que “la política energética afecta negativamente la seguridad nacional del país” y hubo críticas muy fuertes contra la CIA y el trato a los prisioneros. Las esperanzas sobre una mejoría en Irak no aparecen por parte alguna. Pesimismo en estado puro. El 53% de los consultados considera “un fracaso” el incremento de las tropas en lo que va del año 2007. Sobre el terreno, se suceden los atentados y las operaciones diplomáticas de ayuda a Bush. Decir a estas alturas que la ONU debe asumir un papel más decisivo en Irak provoca risa o tristeza. Primero realizaron la ocupación en contra de la ONU y ahora pretenden que les saque las castañas del fuego unas decenas de funcionarios que están pidiendo volver a casa. Además, ¿qué pueden hacer sin un mandato específico del Consejo de Seguridad? ¿Y se puede saber qué mandato? Sarkozy también quiere salir en la foto, así que envió a su ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, en plan conciliador y lanzando poemas sobre “el retorno de la esperanza”, pero sin exigir la salida de las fuerzas de ocupación. Otro que vende humo, convencido, o ese aparenta, de sus posibilidades como intermediario.La Casa Blanca presentará al Congreso en septiembre un informe sobre Irak. Según The New York Times, será un intento de contentar a la opinión pública, a los demócratas y a parte de los republicanos, con la promesa de “reducir gradualmente” las tropas a partir del próximo año. La nueva estrategia carece, al menos no lo aclara este periódico, de calendario preciso. Por ejemplo, puede significar sólo el repliegue de los soldados que enviaron en la última etapa pero manteniendo allí unos 130.000.La nueva estrategia está basada en un embuste. Repetir sin desmayo que las cosas van mejor en Irak gracias a la política últimamente desplegada por Washington. Sobre todo, este presidente esgrimirá que la presencia de las fuerzas militares resulta vital para la defensa de sus intereses en Oriente Medio y que una retirada rápida representaría una catástrofe. Supongo que para sus intereses, de ninguna manera para Irak. Más de lo mismo recogerá las mismas consecuencias. ¿Cuántos sufrimientos insoportables y gratuitos tendrá que soportar todavía el pueblo iraquí? ¡Hay que ponerle punto final a este crimen diario contra la humanidad! ¡Hay que dejar de mirar hacia otro lado! Rafael Morales