Obituario de Mario Benedetti por María Victoria Rosell Aguilar

Dicen que te has muerto en Montevideo

y hoy te velan en el Parlamento

poeta del amor y del exilio

no voy a despedirme de tus versos:

“Cuando era como vos me enseñaron los viejos

y también las maestras bondadosas y miopes

que libertad o muerte era una redundancia“

“Uno no siempre hace lo que quiere

pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere“

“Dime con quién andas y te diré go home”

Por lo menos no habrá sido fácil

cerrar tus grandes ojos claros

Donde quiera que estés si es que estás

será una pena que no exista dios.

No tanto por Dios Padre y mayúsculo

sino por el pequeño Jesús entre ladrones

con quien siempre me sentí solidario.

El olvido está lleno de memoria

Todavía nos deben

como veinte medallas a Somoza

como una sola Guatemala muerta.

Son durísimos golpes, son botas en la cara

demasiado dolor para que te lo oculte

demasiado suplicio para que se me borre.

Usted puede llorar sencillamente sin desgarrarse

sin convocar a la muerte ni sentirse vacía

llorar sólo llorar

entonces su sonrisa si todavía existe se vuelve un arco iris.

Porque es mejor llorar que traicionar

porque es mejor llorar que traicionarse

llorá pero no olvides.

María Victoria Rosell Aguilar