Espacio de opinión de Canarias Ahora
La oportunidad
Empezando por el final, hay que defender que la compatibilización de prestaciones y subsidios de diferente naturaleza con el empleo representa una oportunidad única para promover la inclusión económica y social en nuestras sociedades. Al adoptar un enfoque progresivo y centrado en las personas, podemos construir un futuro en el que cada individuo tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial y contribuir de manera significativa al crecimiento y desarrollo económico. Además, en estos momentos, la preocupación debe ser máxima habida cuenta que coexistimos con tasas de crecimiento económico anormalmente altas con una tasa de paro de dos dígitos, edulcorado con la negativa a ocupar determinados empleos por parte de la población desempleada, ya sea por sus limitaciones formativas o por términos de carácter aspiracional, como son las condiciones de trabajo o la retribución por el desempeño. Por esa razón, en el complejo tejido de la economía moderna, uno de los mayores desafíos radica en la búsqueda constante de fórmulas que impulsen el empleo y la estabilidad económica de los individuos. En este contexto, dicha compatibilización emerge como una estrategia clave para maximizar la participación laboral y fomentar el crecimiento económico inclusivo.
Los sistemas de prestaciones y subsidios, diseñados con la intención de brindar un sostenimiento económico puntual y temporal a segmentos vulnerables de la sociedad, pueden a menudo generar un dilema para aquellas personas que buscan ingresar o reincorporarse al mercado laboral. La disparidad entre los ingresos obtenidos mediante el empleo y los beneficios recibidos a través de prestaciones puede desincentivar la búsqueda activa de trabajo y perpetuar la dependencia del sistema de asistencia social. En este campo no hay que obviar que el coste burocrático temporal es otro factor desincentivador, de forma que es tan complicado el trámite administrativo a la hora de reconocer una prestación o subsidio que aparece el temor a cambio de un empleo, obligándoles nuevamente a incorporarse al final de la cola.
Nadie dijo que fuera fácil, porque la compatibilización efectiva de prestaciones y subsidios con el empleo implica una revisión integral de las políticas activas de empleo, así como el resto de los mecanismos públicos de apoyo financiero a las familias. Pero no es menos cierto que, en la actualidad, se pueden estar erigiendo como una barrera a la participación laboral, de ahí que estas políticas deberían estar diseñadas para complementar los ingresos laborales y proporcionar un puente hacia la independencia económica.
Un enfoque efectivo implica la implementación de incentivos que premien el empleo y la búsqueda activa de trabajo. Esto puede lograrse mediante la introducción de esquemas de subsidios parciales que se reduzcan gradualmente a medida que los individuos aumentan sus ingresos laborales. Además, la capacitación y el desarrollo de habilidades deben formar parte integral de estos programas, equipando a la población trabajadora con las competencias necesarias para prosperar en un mercado laboral dinámico. Por esa razón, la flexibilidad en la compatibilización de prestaciones y empleo es fundamental para adaptarse a las diversas necesidades y circunstancias de los individuos.
Es crucial reconocer que dicha compatibilización exitosa de prestaciones y subsidios con el empleo no puede lograrse únicamente a través de simples medidas unilaterales. Se requiere un enfoque holístico que aborde las barreras estructurales, sociales y culturales que obstaculizan la participación laboral. Esto incluye la promoción de entornos laborales inclusivos, el acceso equitativo a oportunidades de empleo y el fortalecimiento de los sistemas de apoyo familiar y comunitario. De lo contrario, seguiremos fomentando una división social que oscilaría entre la caradura y la esclavitud, sin asumir que, lo que buscan las ayudas no es sostener, sino integrar.
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