Orgullo y negocio

No caeré en la tentación de insistir en una polémica decantada ya a favor de los que hacen del borbónico ponerlos sobre la mesa una virtud, que conste.

De lo que quería volver a hablarles es del fenómeno paralelo económico generado por la realísima y cabreada pregunta, del que ya les escribí no más comenzó a producirse. Todo un negocio montado en torno a un renovado orgullo patriótico estimulado por la actuación del jefe del Estado español en aquella reunión internacional. Cuando les comenté el asunto refiriéndome a un tinglado comercial que recién empezaba ?dos horas después de pronunciada la frase, ya estaba registrado el sitio porquenotecallas.com- ignoraba su auténtica dimensión, aunque, como les contaba, ya había recibido ofertas para politionos en mi móvil y había contemplado en la calle las primeras camisetas que comercializaban la presunta machada. En algunos medios de comunicación de ayer se hacían cálculos al respecto. Es posible que, sólo en descargas telefónicas, se haya recaudado cerca de un millón de euros. Con otras ofertas, el negocio puede haber sumado medio millón más. El Rey, cuentan, podría querellarse por la utilización de su voz, pero no lo hará porque eso sería impopular, y a la casa Real, en sus horas más bajas, la popularidad recién recuperada, le viene de perlas. Ahora, quizás, cuando sea preciso emplear los huevos, será mejor pasarlos por agua, previamente, para evitar calenturas contraproducentes. Quería decirles además, que ese orgullo patrio que tantos aprovechan para enriquecerse está sacando a relucir, en algunos casos, lo peor del españolismo (el fascista y xenófobo).

Un mal rollo disfrazado de cachondeo. El ejemplo más claro es el pasodoble con música del Que viva España, cuya letra, parida sin duda por un facha preso de fervores imperiales o de alguna psicopatía grave, sonroja a cualquiera capaz de distinguir el humor inteligente del insulto soez y el racismo más aberrante.

José H. Chela