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Pacta a ver qué sale
Destacan, por otra parte, la maniobras de Soria para sacarle lasca a la situación. Exige, el hombre, la presidencia porque el PP fue el más votado; con olvido de cuanto se benefició al juntarse con CC en 2007 y mandar a la oposición al PSC de López Aguilar, el más votado entonces. Ha de cargar la cruz de su contribución al perfeccionamiento de la ley electoral como instrumento garantizador de la presidencia de CC por encima, incluso, de quienes le han superado en las urnas. Le ocurrió, como digo, a López Aguilar, le está ocurriendo a Soria y por si alguien dudaba de la perversidad de las normas electorales, ahí tienen a NC a quien la mejora de resultados respecto a 2007 le ha supuesto perder el tren del poder real.
Soria, ya saben, ha recorrido las islas con su repertorio de mentiras y medias verdades en busca de “tamayos” que le den la presidencia canaria. Es oportuno en este punto señalar que entre los principales éxitos del PP figuran el Ayuntamiento de Las Palmas y el Cabildo grancanario con candidatos que, fíjense ustedes, fueron defenestrados de mala manera por Soria, precisamente. Tantos escalones ha bajado que hasta le tiró los tejos a Domingo González Arroyo, sapo de la singular especie de los rabudos, para evitar que Águeda Montelongo se limite a la gimnasia y no la confunda con la magnesia. Mucho me temo que, de no haber “tamayos” in pectore, su imagen prefabricada con dineros públicos de brillante gestor triunfante, madre mía, la sustituirá la de un pollo descabezado que sigue corriendo unos metros. Aunque, eso sí, siempre le quedará Madrid; si Rajoy lo llama.
El juego ha permitido a varios imputados ocupar cargos de relevancia. Algunos están a punto de sentarse en el banquillo por lo que, si se han presentado a elecciones, será tanto por la cara que se les supone como por su confianza en que la Justicia los hará libres.
En la escena nacional, llama la atención Bildu. PNC y PSOE lo aceptan por imperativo legal, pero aseguran que no pactarán con el partido abertzale ni borrachos. El PP, en cambio, quiere ir más allá y borrarlo del mapa. Le exige que sea mucho más explícito de lo que señala la ley en su rechazo a ETA. Una vez más, el PP no predica con el ejemplo y fue oportuno el recordatorio de Vicenç Navarro, catedrático de Ciencias Políticas de la Pompeu Fabra, de que el PP nunca ha condenado explícitamente, como partido, los crímenes del franquismo ni la dictadura. Lo del Diccionario de la Academia de la Historia, la persecución del juez Garzón o la batalla contra la memoria histórica no son, pues, hechos casuales sino que responden a una línea política e ideológica que quedó atada y bien atada y de la que el PP es depositario.
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