Otro pacto de Estado… ¿con quiénes?
Un pacto de Estado es la denominación que se da a los pactos entre partidos políticos de tendencias opuestas para enmarcar la acción del Estado a largo plazo. A largo plazo en asuntos de trascendencia, sin importar qué partido ocupa el gobierno en ese momento. Se apoya en el consenso de la mayoría de las fuerzas políticas del arco parlamentario. En España hubo los Pactos de la Moncloa en 1977, el Pacto de Toledo sobre el sistema de pensiones público en 1995, o el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo en el año 2000.
El periódico francés Le Figaro destaca sobre las elecciones generales que “la derecha (queda) por delante de los socialistas, pero sin mayoría en la Asamblea”. “La victoria del Partido Popular (PP) fue mucho más estrecha de lo esperado, lo que podría permitir que el presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, se mantenga en el poder”. Y todo parece así, pese a la cabezonería mentirosa de Feijóo, Abascal y Ayuso.
Pacto de Estado contra la Violencia de Género
Un pacto ejemplar ha sido el Pacto de Estado contra la Violencia de Género del 2017, que incluye medidas en todos los ámbitos. Fue resultado de intensas negociaciones parlamentarias de la subcomisión parlamentaria en el Congreso de los Diputados y en la Comisión de Igualdad del Senado. Tras un año de negociaciones, en septiembre de 2017 se aprobó, sin ningún voto en contra, el Informe de la Subcomisión parlamentaria para un Pacto de Estado en materia de Violencia de Género en el Congreso de los Diputados, y la Ponencia del Senado, siendo el primer Pacto de Estado consensuado por los grupos parlamentarios desde el año 2015.
Este Pacto implica incidir en todos los ámbitos de la sociedad y contiene 214 medidas del Congreso de los Diputados y 267 medidas del Senado. Desde la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, órgano del Gobierno encargado de coordinar e impulsar la ejecución de las medidas del Pacto de Estado, se ha elaborado un documento único que refunde las medidas de la cámara baja y la cámara alta, en un total de 292 medidas estructuradas en 10 ejes de acción. No fue fácil.
Y ahora… ¿ Pacto contra la pluralidad?
El líder de Vox, Santiago Abascal, felicitó a Feijóo, del PP, por su Victoria y añadió: “Me gustaría señalar algo que es una mala noticia para muchos españoles: a pesar de haber perdido las elecciones, Pedro Sánchez puede bloquear la formación de un nuevo Gobierno. Peor aún, Pedro Sánchez podría incluso ser investido presidente del Gobierno con la ayuda de comunistas, independentistas [catalanes] y terroristas.”
No eran estos resultados los que se esperaban, ni los de izquierdas ni los derechas, ni los abstencionistas. El demoscópico que más se aproximo a la realidad fue un tal Tezanos, del CIS...
El PP decía y repite: el problema es Sánchez. El problema somos los españoles, porque después de todo lo que ha ocurrido, no hemos dejado las cosas claras... Y en eso tienen mucha responsabilidad los medios de comunicación que no han informado, sino asaeteado y bombardeado todas las medidas legislativas del actual Gobierno; eso medios desinformadores han hecho una política acorde con los que les dan dinero y publicidad, los grupos oligarquicos económicos.
El CIS se aproximó a la verdad electoral. En menos de dos meses, del 28 de mayo al 23 de julio, España ha pasado de derecha a izquierda, sobrevolando el centro, y, lo que es grave, la sociedad española es para unos peligrosamente progre y para otros atea y cristófoba.
En 2007 se estaba tramitando la Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007). Durante los meses que duró el trámite de elaboración del Gobierno socialista de Zapatero, la ultraderecha española logró reabrir las heridas de la Guerra Civil y la división de las dos Españas. En el verano de aquel año se publicó una carta firmada por El Estudiante, remedo de una anterior publicada durante la transición como “carta abierta”, en la que se vertían duras acusaciones contra Santiago Carrillo acusándole de ser responsable en la represión –el llamado terror rojo- como calificó el franquismo a la represión contra los golpistas fascistas en el Madrid republicano durante la guerra. La Fundación Nacional Francisco Franco calificaba al entonces nonagenario Santiago Carrillo Solares como un nuevo Godoy, “príncipe de la paz”, contra la derecha y la Iglesia.
En estas fechas se trataba de atacar a Irene Montero, al extremismo de Podemos y al supuesto sanchismo que pactaba con terroristas y separatistas, nadie tiene la culpa de que a Feijóo se le fuera el santo al Cielo cada vez que metía la pata o mentía, ni que a sus seguidores y a VOX se les haya parado el reloj hace décadas, pero sí hubiera culpables en el Congreso se asientan lejos de la izquierda y son fieles repetidores de las emisoras privadas al servicio de las oligarquías como Libertad Digital, la COPE, etc.
Se acusaba al gobierno de todo incluyendo la pandemia y la inflación. La suma de las crisis de la pandemia, la energía y la guerra exigió medidas urgentes pero sostenibles y parece que el Gobierno social-comunista lo logró y la existencia de ese Gobierno fue gracias a la acción de Pablo Iglesias y admitido por Sánchez.
Puigdemont, ¿decapitado o negociador?
El PP, por boca de Feijóo, Ayuso y otros dirigentes, ha acusado al actual Gobierno de pactar con terroristas y hacer acuerdos con los que quieren romper España. Y donde decían blanco ahora dicen negro, y dónde decían rojo ahora dicen blanco. Resulta que el voto de los españoles ha dejado la balanza en el equilibrio a mitades casi iguales. Y de pronto el PP se acerca a los vascos y los catalanes que, según su anterior discurso electoral, eran separatistas y quebraban a España. Y el condenado (judicialmente) Puigdemont y su Junts, heredero del pujolismo del Convergencia y Unió, condenado por corrupción y socio del PP a nivel estatal, se ha convertido en decisivo para la constitución del próximo gobierno. El grito de No pasarán acompañó la aparición de Sanchez en el balcón, mientras que la aparición de Feijóo en su balcón fue acompañado del fervoroso grito de “Ayuso, Ayuso”. Lo cual queda en el aire como anuncio premonitorio de la defunción política de Feijóo, como lo fue de Casado.
El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont apeló el pasado sábado al voto positivo de Junts para facilitar la investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ante el recuento provisional del voto exterior, el CERA, que indica que el PP le quitaría un escaño al PSOE en Madrid. Sin embargo, matizó que solo contará con los votos de Junts en la eventual investidura si se alcanza un acuerdo sobre el “conflicto” catalán y no sobre su situación personal, y que la negociación se ha de hacer sin “presión” y sin practicar “el chantaje político”.
En el pasado se paseó la cabeza en foto, pero no se trataba de que habían decapitado a Puigdemont y paseaban su cabeza por las Ramblas de Barcelona, como desearían muchos y no solo de VOX. Era la foto que aireban sus seguidores cuando era Presidente de Cataluña.
En estos días, en su cuenta de Twitter, Puigdemont señaló que existen tres alternativas posibles: “O Junts vota que sí, o el PSOE acaba facilitando la investidura de Feijóo, o vamos a repetición electoral: ”El actual presidente del Gobierno y candidato socialista a la reelección sólo podrá ser escogido si obtiene el voto afirmativo de una coalición muy amplia, incluidos los siete votos de Junts“, argumentó el derechista catalán. Así, destacó que ”si hace seis días el resultado electoral ya nos situó a Junts en el centro de la conversión“, con el recuento provisional del CERA ”la posición aún ha quedado más contrastada“.
Con un escaño menos, al PSOE no le bastará con la abstención de Junts para investir a Sánchez, sino que necesitará negociar y obtener el apoyo explícito de este partido.
El Puigdemont expresidente de la Generalitat añadió que “no ha pasado tiempo suficiente para saber qué acabarán haciendo los dos grandes partidos españoles -el que ha perdido ganando, y el que ha ganado perdiendo-”, dijo en referencia al PSOE y al PP, respectivamente. Recalcó la necesidad de “negociar los términos en los que debe acordarse la resolución de un conflicto como el que existe entre Cataluña y España”.
“Tener la llave es circunstancial. Un día la tienes y al día siguiente, no, y no lo podemos perder nunca de vista. Esto no nos puede hacer caer ni en las prisas ante el miedo de perderla, ni en la sobreactuación delante de un poder que es inevitablemente efímero”, ha reconocido.
Puigdemont también ha explicado que ha recibido amenazas durante los cinco años y nueve meses que lleva en Bruselas: “Lo explico básicamente para que haya quien se pueda hacer una ligera idea de qué efecto me puede causar el hecho de que digan que si Junts no vota a Pedro Sánchez me caerá el mundo encima”.
En cualquier caso, con el voto catalán o sin él, está claro para la izquierda o para una derecha que no sea ciega, que si hubiera un nuevo Pacto de Estado, éste no puede ser bipartidista ni presidencial bonapartista, sino que tiene que partir y reconocer la realidad pluripartidista, plurilingüistica y plurinacional que es el Estado español, como lo es Suiza aunque en ese país no se acusen de separatistas o terroristas por hablar uno de los idiomas reconocidos. Feijóo que todavía está sentado en la jefatura del PP, no sabemos cuanto durará si no alcanza la presidencia, cosa más que probable, y si hay un nuevo Pacto de Estado tendrá que ser sin duda democrático, plurinacional y no represivo. O sea, dificil a conseguir con el PP y VOX, pero posible con PSOE, Sumar, Podemos y los otros partidos con representación parlamentaria.
Es un defecto muy extendido la lectura de la Historia saltándose las páginas que no convienen a nuestros intereses, a nuestras afinidades ideológicas o, simplemente, a nuestros sesgos de raza, género o religión. La actualidad nos brindó recientemente sobrados ejemplos de cómo en el Parlamento, Gobierno y oposición se tiraron nuestra historia más reciente a la cabeza con ocasión o sin ella. Pero ahora hay que desear que el embrollo de las dos mitades enfrentadas se resuelva poniendo en primer lugar el bienestar de España y del futuro de nuestro pueblo.
0