Pancho Villa al frente del PSC-PSOE

Cuenta el escritor Eduardo Galeano en “Memorias del fuego” que la venganza gringa se presentó en forma de invasión con 10.000 soldados dirigidos por el general John Persing que entre los estruendos de los cañones gritaba: “¡En jaula de hierro nos vamos a llevar a ese asesino!”. Los soldados invasores se encontraron con varias tumbas donde se podía leer “aquí yace Pancho Villa”, pero debajo de la tierra no encontraron ni un mísero hueso del revolucionario mejicano, sólo había lagartijas y serpientes. Los campesinos del norte mejicano se aprovecharon de la situación y daban pistas falsas a los soldados a cambio de suculentas recompensas. Casi un año después los yanquis se retiraron humillados y sin Pancho Villa, cuenta Galeano que el revolucionario mejicano los contempló desde una loma y exclamó “Vinieron como águilas y se van como gallinas mojadas”.

El espectáculo ofrecido ayer por el PSC-PSOE en La Gomera y en Fuerteventura, con el apoyo a una moción de censura que dará la alcaldía de Valle Gran Rey a un tránsfuga de Coalición Canaria y otra que permite el regreso al gobierno de la Oliva de Domingo González Arroyo, demuestra que la dirección del partido tiene el mismo poder sobre sus dirigentes insulares y municipales que el presidente Porfirio Díaz sobre su país durante el primer año de la revolución mejicana. La dirección del partido mandando notas de prensa contra las censuras y escondiéndose de los periodistas para no molestar a los censuradores. Domingo Fuentes Curbelo se apuntó a Pancho Villa en su batalla para controlar el norte de Fuerteventura y Alberto Roldán se siente Emiliano Zapata en su intento por cogobernar el suroeste gomero.

¿Y qué papel representa Juan Fernando López Aguilar? Pues ante la rebelión militar de Villa y Zapata, y la lucha política emprendida por el Partido Antireeleccionista que pretendía impedir la reelección de Porfirio Díaz, el propio Diaz optó por exiliarse a Francia y renunciar a gobernar México. Porfirio Díaz comprobó que era más fácil viajar por Europa y reunirse con reyes y Jefes de Estado que controlar a los guerrilleros de su país, que dirigían las batallas en sus pueblos sin admitir órdenes externas. Aunque iban por su cuenta los revolucionarios mejicanos sí respetaban un principio ético que han olvidado las tropas de Domingo Fuentes y Blas Acosta: para luchar contra el caciquismo no se puede tener a un cacique como aliado y encima entregarle un poder que había perdido. Por eso dentro de tres años veremos al marqués ganando la poltrona de la Oliva con mayoría absoluta. González Arroyo se subirá a lo alto de las Dunas de Corralejo y, reconvertido en Pancho Villa, podrá reírse de Domingo Fuentes y Blas Acosta (reconvertidos en gringos derrotados) y gritarles: “Vinieron como águilas y se van como gallinas mojadas”.

Juan García Luján