La papeleta del callejero

Los que fueron a esa fiesta franquista del Valle sabían a dónde y a qué iban. Quienes bailen, durante los próximos carnavales de Santa Cruz de Tenerife, en la Plaza de España, lo harán obligatoriamente, sabiéndolo o no, en torno a un monumento fascista despojado ya del andamiaje que ahora lo rodea para su limpieza: la Cruz de los Caídos, uno de los muchos símbolos franquistas con que cuenta la capital y que junto a su callejero plagado de nombres relacionados con el glorioso tumulto del 36, convierten al Chicharro en la ciudad española con un mayor número de estatuas, centros públicos y placas señalizadotas en el viario urbano de toda la nación (estudios del Gobierno y un informe de IU lo aseguran).

La ley de Memoria Histórica ?con cuya oportunidad se estará de acuerdo o no, pero debe acatarse- obliga a rebautizar colegios, renombrar avenidas y limpiar las fachadas de escudos imperiales.. Al Ayuntamiento de Zerolo y, ahora, de Ángel Llanos, no le pilla de sorpresa el mandato. EN 2002 la corporación creó una comisión dedicada a resolver la papeleta. En estos cinco años sólo ha cambiado el nombre de una calle: la dedicada a la fecha del 18 de julio ha pasado a honrar a Juan Pablo II y eso porque el Papa tuvo la ocurrencia de morirse. Parece mentira que un ayuntamiento capaz de resolver tan rápidamente cuestiones como la del reparto de prensa gratuita en el municipio, se demore tantísimo en algo tan simple como efectuar estos cambios en su partidista y reaccionario callejero.

Los monumentos son otra cosa. Nadie pidió a Herzog y de Meuron, responsables de la remodelación de la Plaza de España de qué que quitasen la Cruz de los Caídos. Y ahí sigue. Ni quienes más critican el proyecto cuestionan el mamotreto. Bien. Los monumentos se pueden cambiar de nombre o dedicarlos a eventos y personajes distintos a los que los originaron. Intentos de engañar a la Historia. Pero, a la Historia le pasa como a la policía: que no es tonta, quiero decir.

José H. Chela