Espacio de opinión de Canarias Ahora
La papeleta
Uno es que fue director teatral y crítico cinematográfico antes que sastre y elector. Entre otras muchas actividades. Y uno lo mismo detecta la oquedad del personaje cuando interpreta de modo fatal el papel que le han endilgado sus asesores que adivina las dotes interpretativas entusiásticamente desperdiciadas en quien no ha sabido renunciar a los peligros de la exagerada sobreactuación. Supongo que mi caso, por haber ejercido los oficios ya mentados, es especial. Al ciudadano del común, según registran las audiencias, hasta le parecen creíbles los policías que protagonizan algunas series recientes de las cadenas televisivas españolas. Y si se tragan, como aceptables, esas actuaciones, pues incluso Soria les puede resultar convincente, auténtico y sincero, pongamos por caso. La papeleta digo del tipo común y corriente, del receptor de tanta imagen y tanto sonido verdaderamente infumables- consiste, precisamente, en qué papeleta elegir cuando se enfrente al desafío silencioso y gélido de la urna. Predicar la abstención está mal visto, ya lo sé. El problema consiste en que quienes animan a la participación masiva siempre lo hacen indicándote en qué sentido debes participar. Y el meollo de la compleja situación del indeciso o del hastiado es que mientras la abstención es, en la práctica, un castigo, el voto en blanco siempre acaba siendo una bendición para alguien, gracias a los caprichos aritméticos de esa estupidez correctora de nuestros deseos: la famosa Ley D`Hont.
José H. Chela
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