El paraíso canario

En septiembre de este año la agencia estadounidense Fitch recortó el ráting de Canarias desde AA hasta AA-, augurando nuevas rebajas dado el déficit que arrastran nuestras cuentas superior a 500 millones, el 7,6% de sus ingresos. A principios de octubre Standard & Poor's incidía en denunciar el considerable endeudamiento canario y las especiales circunstancias negativas de las altas tasas de paro, rebajando también la calificación de la misma manera que la anterior agencia.

En los últimos años todos los medidores económicos y sociales no cesan de poner ante nuestros ojos un panorama alarmante y desalentador. En estos momentos 317.000 canarios se encuentran en el paro, con lo que nos situamos a la cabeza de un ranking que nos acerca peligrosamente al 30% de desempleados, nueve puntos por encima de la media española. Según la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal somos la comunidad con el más alto porcentaje de hogares con todos sus activos desempleados, la segunda en paro femenino y en la que seis de cada diez parados llevan más de un año buscando empleo sin encontrarlo, el mayor índice estatal y europeo. También somos los primeros de España en paro juvenil entre la población menor de 25 años, un 35,64%, frente a un 19,65% de Galicia, por ejemplo.

Hoy día 111.000 hogares canarios tienen a todos sus miembros en paro, se trata del 15,2% del total; 85.100 ciudadanos, uno de cada tres (un 31% del total) no cobran ningún tipo de prestación, por lo que dependen para subsistir de sus familias, oenegés y ayuntamientos; los insolventes crecen un 550% en el Archipiélago y las suspensiones de pagos de empresas y particulares continúan en aumento mientras disminuyen en el resto del Estado; lideramos las tasas de morosidad hipotecaria; somos también, según el CES, la comunidad que más soporta la caída de la renta familiar y la población que vive aquí por debajo del umbral de la pobreza es de casi un 25%, frente a un 19,6% de España y un 17% de Europa. Casi un 5% padece pobreza severa. Un 35% de los hogares canarios sufre también algún tipo de pobreza y dentro de éstos uno de cada tres pobres son niños; casi dos mil personas, según Cáritas, viven en la calle y más de dos mil niños en centros tutelados; los salarios de los canarios son casi un 20% más bajos que los del territorio peninsular; el número de jóvenes embarazadas es el más alto del país, la cesta de la compra es la más cara; cada día cierran 14 autónomos en Canarias; nuestra renta per cápita se sitúa diez puntos por debajo de la de la UE; somos también la región con mayor descenso de contribuyentes debido al aumento del paro; de enero a septiembre se han cerrado en Canarias 2.232 negocios y nuestra pérdida de riqueza relativa es de 11 puntos en los últimos 10 años; los empresarios anuncian que los precios subirán y las caídas de las ayudas al transporte provocarán más cierres de empresas y deslocalización de inversiones; Las Palmas es la segunda provincia, tras Cádiz, en procedimientos judiciales por casos de drogas?

Y mientras todo esto y más sucede vemos como la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública asigna a Canarias los servicios sanitarios más deficientes; cómo, según el informe “Datos y cifras 2010-2011” del ministerio de Educación, el fracaso escolar ha aumentado en tres puntos, del 32,3% al 35,5%, el rendimiento académico de los estudiantes canarios está por debajo del Índice de Desarrollo Social, Económico y Cultural, en tres de las competencias básicas, y en la tasa de idoneidad hemos retrocedido en diez años 8,5 puntos, colocándonos a la cola con Melilla y Ceuta. Y será precisamente por esto por lo que, en este ejercicio, Sanidad y Educación, que sufrieron los recortes más importantes en los presupuestos para 2010, vieron cómo a mitad de año se les dio un tijeretazo de 130 millones de euros y cómo, para los presupuestos de 2011, el señor Soria anuncia un recorte de 455 millones más. Toma calidad y mejora de los servicios públicos.

Es lo mismo que sucede con la Ley de la Dependencia: también nos encontramos a la cola en su aplicación y en el incumplimiento de aportar los más de 45 millones de euros que debíamos poner, según los compromisos adquiridos, para llegar a la cantidad con la que participa el Estado. Pero para más inoperancia, desde hace unos meses al Gobierno se le ha agotado el dinero para las ayudas básicas y más de mil familias se han quedado sin ningún tipo de recursos porque no reciben sus prestaciones.

Y podríamos seguir llenando folios y folios y enumerando despropósito tras despropósito como los que tienen que ver con nuestro modelo productivo y con un sector primario desaparecido; con la producción de energías renovables a la cola del Estado, lo que provoca la mayor de las dependencias energéticas; con una total ausencia de investigación, innovación y desarrollo; con un turismo caduco y depredador?

Y podríamos señalar cómo casi nadie alza la voz frente a la disminución radical de las inversiones de los PGE para Canarias en el próximo año ni cómo nos vamos a quedar con una inversión por habitante de 115 euros por debajo de la media estatal o cómo nos vendieron un Plan Canarias multimillonario que se ha quedado en agua de borrajas?

O cómo somos incapaces de apostar por un sistema electoral que corrija injusticias y desigualdades, o renovar órganos fundamentales para el funcionamiento de nuestro sistema democrático como la Audiencia de Cuentas, el Consejo Consultivo o el Diputado del Común, mientras los dos socios de gobierno (PP y CC) escenifican una ópera bufa de amor y odio cuando más se necesita que arrimen el hombro. Es lo que hay, lo que hemos elegido y a lo mejor lo que nos merecemos.

En el mes de julio el CIS hizo pública una encuesta en la que Paulino Rivero se destacaba como el presidente autonómico peor valorado en toda España, ¿acaso el vicepresidente económico José Manuel Soria saldrá de rositas de todo esto, como si no fuera él el responsable de la política económica?

*Alcalde de Agüimes

Antonio Morales*