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El petróleo inglés
Consideran estos empresarios, entre los que se encuentran los propietarios del conglomerado Virgin (Sir Richard Branson), o de la transportista Stagecoach, que es posible estimar un techo de flujo de petróleo a nivel mundial entre el año 2011 y el año 2013, tras el que se vislumbra un retroceso en la producción, que supondría un incremento inevitable de los precios del crudo, retrotrayéndonos a los tres dígitos en el coste del barril del año 2008, un episodio que contribuyó a la crisis crediticia que hoy vivimos.
El caso del Reino Unido merece especial atención, porque representa hoy, a través del yacimiento del Mar del Norte ? que se comenzó a desarrollar en los años setenta del pasado siglo - un caso paradigmático de declive de producción, como al parecer suele ser habitual en estos desarrollos petroleros de aguas profundas (se acelera la extracción, para amortizar los altos costes de las instalaciones, a costa del rendimiento ulterior del pozo). Efectivamente, entre el año 1999 (año del cenit de producción en esa zona) y el actual, la extracción ha descendido a la mitad. La consecuencia inmediata para la economía de este país ha sido que pasara de ser exportador a importador de crudo desde hace un lustro, por primera vez en décadas; y, sobre todo, que su balanza de pagos sea crecientemente deficitaria, lo que se puede convertir en un problema estructural de primer orden.
Estos representantes de grandes empresas creen que el escenario energético petrolero requiere de la adopción de medidas que, inevitablemente, le corresponderá gestionar al próximo gabinete que ejerza el poder desde Downing Street. Así, dibujan un panorama de dos opciones: una de ellas, que ignora estas perspectivas de crisis petrolera, tendría como consecuencia una creciente dependencia del exterior y una continua devaluación (1% anual) de la libra esterlina, con una repercusión clara en las finanzas de esta potencia. La otra opción es la de una especie de urgente terapia de choque basada esencialmente en la mejora de la eficiencia y seguridad energética insular, hasta el punto de que se dibujan objetivos de la contención del consumo en más de un treinta por ciento para el año 2025, reduciendo al máximo la vulnerabilidad hacia los precios del petróleo y el gas, que prometen volatilidad y tendencia alcista paralela a las previsibles tensiones que desate una reactivación económica global.
Esas propuestas de programas de eficiencia incluyen absolutamente todos los sectores económicos: desde la masiva electrificación del transporte, con un especial cambio modal hacia la movilidad pública, con la máxima participación de las energías renovables; hasta la eficiencia energética en todos los procesos productivos, desde el primario hasta el comercial. Estas medidas, tomadas con la decisión adecuada, podrían contribuir a paliar unas perspectivas preocupantes, cuyas repercusiones debieran merecer toda la atención por parte de nuestra comunidad.
* Secretario de Medio Ambiente de CCOO en Canarias
Juan Jesús Bermúdez Ferrer*
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